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Latinoamérica Es Un Pueblo Al Sur De Estados Unidos de Los Prisioneros, del álbum La Voz de los ‘80 (1984)
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OASIS: Df Entertainment confirma su regreso a Argentina
16 años después de su última visita al país y de su posterior separación, los hermanos que reimaginaron el britpop vuelven a Argentina. Producidos por DF Entertainment, los hermanos Gallagher comenzarán su visita a Latinoamérica con dos shows históricos en el Estadio River Plate las noches del 15 y 16 de noviembre de 2025 en el marco de su tour internacional que volvió a unirlos: “OASIS LIVE 25”.
“Las estrellas se alinearon. La gran espera terminó. Vengan a ver. No será televisado” fueron las palabras con las que Oasis cumplió el sueño de millones de fans en el mundo y anunció su regreso a los escenarios. Desde entonces, crecieron los rumores de una etapa latinoamericana del tour de reunión de los hermanos Noel y Liam Gallagher, que hoy tiene su confirmación oficial: la gira incluirá una parada doble en Buenos Aires, con dos shows producidos por DF Entertainment en el Estadio Mâs Monumental, las noches del 15 y 16 de noviembre de 2025.
Tras una increíble recepción global por su regreso, la banda añadió 5 conciertos en estadios en América del Sur. Esta nueva etapa del tour comenzará en el Estadio River Plate, un lugar muy especial para los Gallagher. En palabras de ellos mismos: “Pueblo de la Gran Nación Argentina. Oasis regresa a casa, al Estadio River Plate. Estén ahí”. El anuncio -que incluye fechas en Brasil y Chile- marca las primeras presentaciones de la banda en América del Sur en 16 años, tras un éxito sin precedentes de entradas agotadas en el Reino Unido, Irlanda, América del Norte y Australia.
Desde inicios de los ‘90, Oasis encabezó una verdadera revolución musical que colocó el britpop en lo más alto a escala mundial. Con himnos como “Wonderwall,” “Live Forever” y “Champagne Supernova” entre sus 22 singles consecutivos en el top diez, marcaron el sonido de toda una época. Los hitos de la banda son impresionantes: 70 millones de álbumes vendidos, una colección interminable de premios, récords como el de álbum más vendido en una semana en Inglaterra con Definitely Maybe (1994), y del álbum de venta más rápido con Be Here Now (1997), la huella de Oasis sobre la música es incalculable.
Debido a la demanda anticipada de entradas, habrá una preventa para fans antes de que la gira salga a la venta la próxima semana. La inscripción para la preventa ya está abierta en oasisinet.com hasta el miércoles 6 de noviembre a las 11:00 horas. La venta general de entradas comenzará el miércoles 13 de noviembre a las 12:00 horas y estará disponible únicamente en allaccess.com.ar.
La gira comenzará en Reino Unido natal el 4 de julio de 2025 en el Principality Stadium de Cardiff, a la que le seguirán 12 fechas en el país. Entre agosto y septiembre harán paradas por Escocia, Irlanda, Canadá, Estados Unidos y México y regresarán a Inglaterra para hacer dos shows en el emblemático Wembley Stadium. En octubre y comienzos de noviembre será el turno de los cinco shows en Australia, lo que dará paso a la etapa latinoamericana del tour, donde no solo visitarán Argentina, sino que también darán increíbles e inolvidables shows en Brasil (en el Estadio MorumBIS) y Chile (en el Estadio Nacional).
El tour “OASIS LIVE 25” será sin dudas EL suceso musical del 2025 que llegará a Buenos Aires de la mano de DF Entertainment, ¡no te quedes afuera! Su regreso sin dudas garantizará un show inolvidable y un hito en la historia de la música mundial.
TODAS LAS FECHAS DE LA GIRA OASIS LIVE ’25:
JULIO 2025
Vie 4 Jul – Principality Stadium, Cardiff, Reino Unido (AGOTADO) Sáb 5 Jul – Principality Stadium, Cardiff, Reino Unido (AGOTADO) Vie 11 Jul – Heaton Park, Manchester, Reino Unido (AGOTADO) Sáb 12 Jul – Heaton Park, Manchester, Reino Unido (AGOTADO) Mié 16 Jul – Heaton Park, Manchester, Reino Unido (AGOTADO) Sáb 19 Jul – Heaton Park, Manchester, Reino Unido (AGOTADO) Dom 20 Jul – Heaton Park, Manchester, Reino Unido (AGOTADO) Vie 25 Jul – Wembley Stadium, Londres, Reino Unido (AGOTADO) Sáb 26 Jul – Wembley Stadium, Londres, Reino Unido (AGOTADO) Mié 30 Jul – Wembley Stadium, Londres, Reino Unido (AGOTADO) AGOSTO 2025 Sáb 2 Ago – Estadio Wembley, Londres, Reino Unido (AGOTADO) Dom 3 Ago – Estadio Wembley, Londres, Reino Unido (AGOTADO) Vie 8 Ago – Estadio Scottish Gas Murrayfield, Edimburgo, Reino Unido (AGOTADO) Sáb 9 Ago – Estadio Scottish Gas Murrayfield, Edimburgo, Reino Unido (AGOTADO) Mar 12 Ago – Estadio Scottish Gas Murrayfield, Edimburgo, Reino Unido (AGOTADO) Sáb 16 Ago – Croke Park, Dublín, IE (AGOTADO) Dom 17 Ago – Croke Park, Dublín, IE (AGOTADO) Dom 24 Ago – Estadio Rogers, Toronto, ON (AGOTADO) Lun 25 Ago – Estadio Rogers, Toronto, ON (AGOTADO) Jue 28 Ago – Soldier Field, Chicago, IL (AGOTADO) Dom 31 Ago – Estadio MetLife, East Rutherford, NJ (AGOTADO) SEPTIEMBRE 2025 Lun 1 Sep – Estadio MetLife, East Rutherford, NJ (AGOTADO) Sáb 6 Sep – Estadio Rose Bowl, Los Ángeles, CA (AGOTADO) Dom 7 Sep – Estadio Rose Bowl, Los Ángeles, CA (AGOTADO) Vie 12 Sep – Estadio GNP Seguros, Ciudad de México, MX (AGOTADO) Sáb 13 Sep – Estadio GNP Seguros, Ciudad de México, MX (AGOTADO) Sáb 27 Sep – Estadio Wembley, Londres, Reino Unido (AGOTADO) Dom 28 Sep – Estadio Wembley, Londres, Reino Unido (AGOTADO)
OCTUBRE 2025 Vie 31 Oct – Marvel Stadium, Melbourne, Australia (AGOTADO)
NOVIEMBRE 2025 Sáb 1 nov – Marvel Stadium, Melbourne, Australia (AGOTADO) Mar 4 nov – Marvel Stadium, Melbourne, Australia (ESPECTÁCULO ADICIONAL AGREGADO) Sáb 7 nov – Accor Stadium, Sídney, Australia (AGOTADO) Dom 8 nov – Accor Stadium, Sídney, Australia (AGOTADO) Sáb 15 nov – Estadio River Plate, Buenos Aires, Argentina (RECIÉN AGREGADO) Dom 16 nov – Estadio River Plate, Buenos Aires, Argentina (RECIÉN AGREGADO) Mié 19 nov – Estadio Nacional, Santiago, Chile (RECIÉN AGREGADO) Sáb 22 nov – Estadio MorumBIS, São Paulo, Brasil (RECIÉN AGREGADO) Dom 23 nov – Estadio MorumBIS, São Paulo, Brasil (RECIÉN AGREGADO)
VENTA GENERAL DISPONIBLE DESDE EL 13 DE NOVIEMBRE DE 2024 A LAS 12:00 HORAS, ÚNICAMENTE DESDE ALLACCESS.COM.AR
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Los Prisioneros - La Voz De Los '80. Año 1984. Edición Chilena. Reedición Año 2011. Rock, Electrónica. EMI Music Chile.
Es el primer álbum de estudio de la banda, lanzado de manera independiente el 13 de diciembre de 1984, bajo el sello Fusión, siendo editadas mil copias en formato casete. En 1985, Los Prisioneros firmaron un contrato con EMI Odeón Chilena, quienes relanzaron La voz de los '80 a nivel nacional y con proyección latinoamericana ese año, logrando vender en Chile alrededor de 100.000 copias.
Los sencillos del disco fueron: «La voz de los '80», «Sexo», «¿Quién mató a Marilyn?» y «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos».
Músicos Jorge González - voz, bajo, teclados y coros. Claudio Narea - guitarra y coros. Miguel Tapia - batería, percusión, coros y voz.
Producción Jorge González - productor.
Tracklist: A1 La Voz De Los '80 4:08 A2 Brigada De Negro 3:46 A3 Latinoamérica Es Un Pueblo Al Sur De Estados Unidos 4:02 A4 Eve-Evelyn 4:24 A5 Sexo 4:48
B1 ¿Quién Mató A Marilyn? 3:08 B2 Paramar 3:45 B3 No Necesitamos Banderas 5:09 B4 Mentalidad Televisiva 4:16 B5 Nunca Quedas Mal Con Nadie 4:11
#musiccollection#coleccióndemúsica#vinilos#viniloschile#viniloslp#sharemusic#compartirmúsica#lp#vinylrecords#rock#rockespañol#punk#newwave#losprisioneros
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40 years of “La Voz de los 80’”: How some of its topics still (unfortunately) persist on today’s world and today’s Chile
In Chile, there are few bands or artists more influential and important than Los Prisioneros. With their decade-spanning influence, they are considered one of the most important artists or band to come out of Chile. They made their debut album in 1984, “La Voz de los 80’”, and followed with three classic albums: “Pateando Piedras”, “La Cultura de la Basura” and “Corazones” before disbanding. What really set them apart from other bands of the era was the simplicity of their proposal. They were pretty much just regular guys. They weren’t a fancy, staged or technically proficient band, rather basing their musical proposal in the authenticity preached by bands like The Clash, letting the music, the lyrics and the message speak for themselves.
“La Voz de los 80’”, as their debut, represents their first work, but also one of their very best. From a musical standpoint, it combines elements of punk, new wave, pop, latín, reggae and ska. Anyone familiar with Los Prisioneros’s music is aware of the messages and topics they touch in their music. With the exception of “Corazones”, lyrically they have always taken a critical approach towards the political and social issues and ideas that affected them, In this process, people just like them ended up identifying with them, embracing their message. “La Voz de los 80´” represents their first approach towards this audience of people.
“La Voz de los 80’” opens with its title track, a wake up call that regards the inertia and indifference felt by the youth of the 70’s towards the issues that came with the establishment of the (then) new hegemonic global models by the Northern powers, such as industrialization, comercialization and stagnation.
In a similar note, the following track “Brigada de Negro” talks about how youth over- eliance and dependence on partying and substance abuse. More than a pretentious or high morality stance, it specifically talks about the over-reliance on drugs to feel fullfilled or happy, bordering on functional addiction, and tending to overlooking the important issues that directly affect them.
“Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos”, a ska charged with a latin-american pride, talks about Latin America´s historical role as USA’s “backyard” and its treatment by the Northern Powers, such as USA., NATO and the USSR. This song touches on issues like extractivism, war financing, economic liberalization and privatization, socio-economic injustice and the inferiority complex felt as a continent.
“Eve-Evelyn” is the 4th track, and is an outlier from a sound and a lyrical standpoint. It’s a love song and the band’s first experimentation with the electronic sounds that they would develop later on their carreer.
“Sexo” speaks about how the sexualization of commercialization affects the youth’s standards, expectations and ideas towards sexual and interpersonal relationships, and how aware of this, the companies on charge use sexuality as a deal to sell.
“¿Quién Mató a Marilyn?”, a more punk influenced track, is a parody song that speaks about media manipulation, using the figure and death of Marilyn Monroe. Along the song, they constantly accuse in a jokingly manner several people and institutions about killing Marilyn Monroe.
“Paramar” touches on the romanticized idea of love and the feeling of pretentiousness and having to pretend to be something you’re not in order to fit and being able to find a romantic partner.
“No Necesitamos Banderas” is a reggae number that again touches on the topic of latin-american pride, this time from an international stance, advocating for a united Latin America, without borders and reconizing that we have as much similarities as we have differences.
“Mentalidad Televisiva” talks about how media (TV) influences the youth’s mentality towards romantic relationnships, creating unrealistic expectations and standards.for their romantic partners because of the influence TV has on young people, affecting their mentality.
Finally, “Nunca Quedas Mal con Nadie”, a ska number, talks about how often spokesmen for social and political issues tend to take these roles just to gain notoriety and feed their own egos, in the end failing at their task as they decide to not stand up for these causes, or compromising them to please every party involved.
Even though the majority of the issues the band talked about on the album are still present in some shape or form, there´s specifically three topics that still resonate strongly to this day: the injustice towards Latin America, the manipulation by the media and the creation of unrealistic, unhealthy standards by media.
Latin America has historically served the interests of the Northern Powers, sacrificing its resources, people, manpower, cities and territories to satisfy their demands. During the 80’s, it was mainly USA, but nowadays, through globalization and neo-liberalization, the extractivism, resource pillaging and productive networks have diversified, involving multinational corporations and outside governments. On this line, Latin America has always been conditioned to underdevelopment by having to sell its resources and to sacrifice its territory (e.g the “sacrifice zones” or “zonas de sacrificio” we have in Chile). Nowadays, the resources requiered have changed (e.g passing from copper to lithium due to the green energies coming into the picture) due to a new global consensus, a “green” and environment-friendly consensus. The problem though is that this new “green extractivism” still considers the indiscriminate extraction of Latin America’s resources for its development. In practice, this new green global consensus is designed by the Northern Powers for the Northern Powers, reassuring Latin America’s historic role as a “town south of the US”.
Regarding media manipulation and how media creates unrealistic standards and expectations, nowadays, social media has introduced new ways of manipulating information and news. On this line, on late years we can mention the emergence of phenomenons like “fake news” and “cherry picking”, with both local and globe-crossing examples (e.g the spread of misinformation during election time).
Social media, through its continued stimulation, has made it easier for young people to start comparing their lives between each other. Through social media, they’ve started creating unrealistic portrayals of themselves with the intention of trying to fit into an unrealistic social space. This causes mental health struggles on these people, including anxiety and depression, among others. So, in this sense, the source where this problem originates has changed from TV to social media, but the effects on youth’s mentality, expectations, the portrayal of themselves and the perception of others are issues that persist.
Because of this ability the band had to identify such deep rooted problems, Los Prisioneros will stand the test of time as visionares and as a legendary band. But the fact is that these topics that “La Voz de los 80’” touched and developed on 40 years ago are still unfortunately present on today’s Chile and today’s world, even with some members of the band recognizing this (see Miguel Tapia's 2019 comments about protesters playing "El Baile de los Que Sobran" during the 2019 protests). In this regard, even if things don't change for the better with time, music will always serve as a way to express ourselves.
- Ignacio Haro
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Latinoamérica Es un Pueblo al Sur de Estados Unidos
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Somos un pueblito tan simpático
Que todos nos ayudan si se trata de un conflicto armado
Pero esa misma cantidad de oro la podrian dar para encontrar la solución definitiva al hambre
LATINOAMERICA ES GRANDE!
#Apruebocc#sipoapruebo#apruebo#chiledesperto#estallidosocial#latinoamérica resiste#latinoamerica#chile#Spotify
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you can't tell me that reyna isn't a huge fan of los prisioneros, i mean that girl is in love with "brigada de negro" and "latinoamérica es un pueblo al sur de estados unidos"
#happy birthday reyna <3#reyna ramírez arellano#heroes of the olympus#percy jackson and the olympians#camp jupiter#camp half blood#riordanverse#percy jackson#the heroes of olympus#birthday girl#percy jackson disney+
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ClearSky Mobile Media proporciona contenido móvil para Latin Superstar
ClearSky Mobile Media, Inc., un proveedor de servicios móviles de datos y entretenimiento, anunció el miércoles que van a ser el distribuidor exclusivo mundial de contenido móvil como fondos de pantalla, clips de vídeo y tonos de llamada para Héctor Suárez, el popular artista latino.
Héctor Suárez, una superestrella y artista tiene su sede en México y también es conocido como la "voz del pueblo".
Los operadores usarán el contenido móvil integrado ™ ClearSky para otorgar a sus suscriptores acceso a clips de vídeo de personajes famosos ™ Suárez, imágenes de fondo de pantalla de Suárez y tonos de llamada con las bocas de sonido más populares de los programas de ™ de Suárez.
TelCel en México es la primera compañía aérea en lanzar el contenido este mes. El contenido también se va a poner a disposición de los operadores de Venezuela, Chile y los Estados Unidos de inmediato.
Dean Fresonke, CEO de ClearSky Mobile Media, expresó su entusiasmo por poder ofrecer contenido de este nivel a los transportistas en los U.S.A. y Latinoamérica.
Según Fresonke con un poder adquisitivo de más o menos dólares americanos 736 mil millones, y una población de más o menos cuarenta y cuatro millones en los E.U., los hispanoamericanos son un segmento crítico del mercado para que las compañías estadounidenses sirvan con contenido móvil relevante, concreto del mercado.
ClearSky Mobile Media también ofrece un complemento completo de tonos de llamada, videos, juegos y también imágenes para el mercado hispano. Múltiples compañías en América Latina y América del Sur ya están utilizando los servicios de ClearSky Mobile Media, y la compañía lleva esta experiencia a los transportistas en los E.U. para ayudarles a acomodar el creciente mercado latinoamericano, que hoy día representa alrededor del catorce por ciento de la población estadounidense.
"™ emocionado de que mis fans puedan descargar sus clips favoritos y utilizar mi voz como tono de llamada',' dijo Héctor Suárez en un comunicado de prensa.
Continuó: "La Raza" ™, mis fanes mexicanos, son un conjunto extremadamente fiel de personas que me ven como alguien que aborda sus problemas, y deseaba darles una manera más de expresarse mediante mis personajes. Escogí ClearSky Mobile Media para repartir mi contenido debido a su historial y legado como vanguardista en la industria de datos móviles.
ClearSky Mobile Media está redefiniendo la forma en que los datos inalámbricos se pueden aplicar al mercado de los medios móviles para facilitar el crecimiento de los ingresos, la exposición a la marca y un contenido más rico. Con su innovadora cartera de soluciones de entretenimiento y datos móviles de alta calidad para transportistas y MVNOs, ClearSky Mobile Media da soluciones de contenido móvil relevantes y específicas del mercado para el mercado de medios móviles.
¿Desea obtener más información sobre las soluciones de contenido móvil? Ahora, asegúrese de preguntar la Biblioteca de Papel Blanco de TMCnet ™, que proporciona una selección de información detallada sobre temas relevantes que afectan a la industria de las comunicaciones IP. La biblioteca ofrece notas del producto, estudios de casos y otros documentos que son gratuitos para los usuarios registrados.
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Anuradha Shukla es un editor colaborador de TMCnet, cubriendo centros de llamadas, CRM y tecnología de la información. Para ver más de sus artículos, por favor visite su página de columnistas. Protocolo de Internet (IP) X IP significa Protocolo de Internet, un protocolo de redes de datos desarrollado durante la década de 1980. Es el protocolo estándar establecido para transmitir y recibir datos en paquetes por medio de Internet.
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HILDA LIZARAZU
BIOGRAFIA
Hilda Lizarazu nació en Curuzu Cuati Corrientes Argentina el 12 de octubre de 1963.
Pasó parte de su adolescencia en Nueva York y regresó a la Argentina en la década de 1980. Como fotógrafa profesional. Simultáneamente, inició su carrera como cantante, integrando bandas como Suéter y los TWIST.
Información artística
Género: rock
Instrumentos: voz, piano, guitarra
Periodo de actividad: 1988- Presente
Transformaciones Musicales:
1989 y 1993: Inició su carrera como cantante, integrando bandas como Suéter y Los Twist Hizo coros en la banda de Charly Garcia.
Cuando García comenzó con la banda, realizaron una gira por Latinoamérica, visitando países como Colombia, presentándose en Bogotá ante 15.000 espectadores, en la plaza de toros Santa María, agotando toda la taquilla, y fueron invitados a realizar presentaciones en la televisión del país. Hilda sorprendió al público con su: energía, carisma, voz y belleza, que sobresalía en la banda de García.
1993: se retira de la agrupación en forma temporal .y entre los años
2009 – 2011: se reintegró nuevamente.
Los Twist
1985:se produjo una nueva serie de cambios en el grupo encabezado por Pipo Cipolatti , debido a que se retiraron tres de sus integrantes: El Gonzo Palacios, Cano y Rolo Rossini, quedando el bajo a cargo de Camilo Iezzi e incorporándose en batería Pablo Guadalupe. Lizarazu ingreso a la banda, en reemplazo de Fabiana Cantilo. Con esta formación grabaron a fin de año La máquina del tiempo, en los estudios Moebio, en Buenos Aires. Utilizaron por primera vez máquinas de ritmo y secuenciadores, además de una orquesta de cámara y una gama de efectos de audio, logrando un trabajo original.
Man Ray
1987: forma junto al guitarrista Tito Losavio el grupo Man Ray siendo vocalista y líder de esa agrupación entre los años 1988 y 1999.
Con Man Ray editó siete discos: Man Ray (1988), que contiene el hit Extraño Ser, Perro playa 1991) con famosos hits como Sola en Los Bares, Caribe sur y Tierra Sagrada , Hombre Rayo (1993), Aseguebu (1994), Piropo (1995), Ultramar (1997) y Larga Distancia (1999). Además de lograr un gran éxito de ventas con todos estos discos, también recorrió gran parte de Latinoamérica.
Carrera solista
1999: Deja el grupo Man Ray a modo de "retiro espiritual" y se aleja de la Ciudad de Buenos Aires para refugiarse en Sinsacate un pequeño pueblo al norte de la provincia de Córdoba Argentina. En este período experimenta la maternidad dentro de un clima onírico y montesino que también la inspira para la realización de su primer disco solista, titulado Gabinete de Curiosidades, que ve la luz en el año 2004 fue ganador de los Premios Gardel la música en la categoría "Mejor disco pop de cantante femenina"
2007: Ya de regreso y nuevamente reinstalada en la ciudad de Buenos Aires, Hilda arma y consolida su propia banda junto a nuevos músicos con quienes graba y edita su segundo disco solista, Hormonal, que marca una nueva etapa en su largo viaje musical, en el cual demuestra su madurez como compositora y artista pop argentina.
En marzo de 2009 edita un CD+DVD, titulado En Vivo en el Ópera, grabado en vivo durante la presentación del disco Hormonal en el emblemático Teatro Opera de la calle Corrientes de la ciudad de Buenos Aires.
En 2010 Hilda lanzó una nueva obra discográfica, Futuro Perfecto, a la vez que integró en esa época la banda de Charly García en presentaciones en vivo. En este disco Hilda contó con la participación en calidad de invitados de Gustavo Santaolalla, Lito Vitale, Adrian Dargelo ( Babasonicos), David Lebon y Lisandro Aristimuño.
En 2015 obtuvo su tercer Diploma al Mérito de los Premios Conex como solista femenina de pop, antes, en 2005, lo había obtenido como solista femenina de rock y su primer Diploma al Mérito Konex fue en 1995 como cantante femenina de rock.
Retorno de Man Ray
En 2013 ha regresado con Tito Losavio, el co-fundador de su primera banda de rock argentino "Man Ray" con un nuevo disco: "Purpurina", una selección de temas por parte de ambos de dicha banda más un "cover" del tema "Mañanas Campestres" de Gustavo Santaolalla, en los primeros tiempos de Arco Iris, uno de los grupos pioneros que fundaron el movimiento argentino que se dio en llamar localmente como Rock Nacional más una serie de temas nuevos.
El 25 de mayo de 2014 formó parte de los festejos por el aniversario de la Revolución de Mayo en el marco del show "Somos Cultura", organizado por el Ministerio de Cultura de la Nación.
Fotógrafa
Hilda Lizarazu también se ha dedicado a la Fotografía destacándose sus trabajos relacionados con el mundo del rock, aunque no limitados a ellos. En la década de 1980 trabajó para la revista humor, retratando a los músicos más importantes del rock argentino. Quizás su trabajo más conocido sea la mítica portada de Celeste y Generación con una Celeste Carballo en plan Punk encendiendo un cigarrillo armado y con la mirada perdida. El hecho de haberle puesto el nombre del fotógrafo Man Ray a la banda formada con su pareja de entonces, Tito Losavio, tiene que ver con esta pasión de Lizarazu.
SU ESTILO MUSICAL, ESTÉTICA Y ADAPTACIONES:
Los temas muestran una madurez que resalta profundidad en las letras y melodías íntimas. El estilo musical es el de MÚSICA POPULAR. Mantiene mucho la estética de sus videosclips , la mayoria son acusticos, y otros suele interpretarlos ella siendo muy creativa.
Nunca fue de seguir las modas, clásico es también moderno. No se encuentra atrás del trap, ni del hip hop, ni el rap, que son los movimientos de los jóvenes. No esta con esa música, ni con esos públicos.
Proceso de Composición: Se inspira mucho en la naturaleza, más que los sentimientos de amor o desamor. Para ella el amor es un ingrediente en la vida que nos llena el alma y las emociones. Pero le gusta todo lo que tiene que ver con lo bot��nico, saber los nombres de los árboles y las plantas, ponerlos en canciones y por ese lado juega con la poética. También le gusta enumerar ciudades y lugares donde estuvo, disfruta viajar y gracias a la música puede hacerlo.
El rock como genero: El rock tiene que ver también con su adolescencia en Estados Unidos y mucho con Los Beatles, porque ellos la acompañaron en esa etapa, incluso de antes, porque a los 9 o 10 años ya escuchaba rock. Sus padres no le inculcaron folklore, por ejemplo, en su casa no se escuchaba tanta música, eso vino de sus propios genes.
La cantante Hilda Lizarazu habló de su ultimo disco en “Lalo Por Hecho”
“Las vueltas de la vida” es el último álbum de Hilda Lizarazu que tiene dos adaptaciones de dos grandes canciones argentinas: “Los Hermanos” de Atahualpa Yupanqui y “La Balsa” de Nebbia y Tanguito.
Además el primer corte se llama “Lucia, la equilibrista“. La ex integrante de Man Ray habló en “Lalo Por Hecho” sobre esa canción y la relación con su hija.
El álbum fue grabado y mezclado en el estudio de su pareja, Lito Vitale y cuenta con la participación de Fabiana Cantilo, Emme, Claudia Puyó y Palo Pandolfo entre otros.
Una de las muchas prendas que Hilda Lizarazu luce durante la presentación de su segundo disco solista fue un traje negro que desde los pies hasta el cuello mostraba los principales huesos humanos pintados en blanco. Esa especie de radiografía de cuerpo entero era una buena metáfora de su personalidad transparente. Tan fresca y optimista como la que se había manifestado en las canciones de Man Ray y que tiene continuidad en esta etapa solista.
Hilda sorprendió al entrar cantando por un pasillo del auditorio con un traje rojo lleno de pequeñas luces alrededor de su tórax, que remedaban las alas de un ángel. Despojada de esa parafernalia, empezó a desgranar las canciones de su flamante CD Hormonal. Acompañada por un sólido grupo de guitarra eléctrica, bajo, teclado y batería, interpretó primero “La calma”, “Transmisión” (en la que asomó un sonido rockero recurrente en buena parte del disco) y “Hormonal”.
La cantante interpreta grandes clásicos de los primeros años del género, en versiones que invitan a cantar pero que evitan el karaoke fogonero.
Suena más que apropiado en el primero el abordaje del ensamble de guitarras y bandurria, cercano por momentos, por esas extrañas conexiones que alienta la música, al sonido del Génesis (la banda) de Steve Hackett y aún de Anthony Phillips. En tanto en el segundo -otra vez eso de las extrañas conexiones- linkea en sus arreglos del bandoneón de Tapia con la Zanfona, del excelente disco En familia de Egberto Gismonti, mientras la contundencia del tema de Lebon contrasta
El '71 transcurre en El Génesis con el Génesis de Vox Dei, en un ambicioso plan de cuerdas y percusiones sobre los que Hilda encuentra un tono a punto caramelo. Y se prolonga en la potente resolución de Voy a dejar esta casa, papá, de Gabriela, que va de menor a mayor en intensidad y convicción.
La búsqueda de una nueva lectura de estas canciones cantadas una y mil veces, cuya responsabilidad en su mayor parte fue compartida por Belvis y Luciano Vitale, se hace extensiva al abordaje casi tecno de No pibe y el beat de De nada sirve; el primero de Manal y el segundo de Moris, ambos cosecha '70. Del mismo modo que sucede con la bella Natural, de Tanguito, en la que Lizarazu una vez más se despega del original con gran resultado merced, en gran medida, al buen gusto de las teclas de Belvis; y con Mariposas de madera, de Miguel Abuelo, que por obra de Tapia suena como flotando en el aire.
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Los Prisioneros - Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos (1984)
#más de 30 años y su espíritu sigue plenamente vigente#latinoamérica es un pueblo al sur de estados unidos#los prisioneros#música chilena#youtube#chile
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parece que en realidaaa a ad
Latinoamérica es un pueblo al sur de estados unidos
#im just so tired#tired of being on my house#tired of reading social media#tired of going to work#the protests light my heart but destroy my mental health
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List the first ten songs on your entire music library on shuffle and tag ten people.
Tagged by @heizerux Thank you for the tag!
Here we go:
Castle on the hill (Ed Sheeran)
My Shot (Hamilton)
Paciencia y fe (In the Heights)
El baile de los que sobran (Los Prisioneros)
Wake me up (Avicii)
Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos (Los Prisioneros)
Upgrade (Be more Chill)
Angie (The Rolling Stones)
Caraluna (Bacilos)
Radioactive (Imagine Dragons)
And my ten victims, a lot of them chosen by Tumblr:
@awholelotofladybug @xreblog-girl @blaquepen @moonllshadow @hellswolfie
@leviaana @enberlight @clawsout83 @bravechamomile @chataclysmes
If you don’t want to do it just ignore me ^.^
And if you want to do it but I didn’t tag you feel free to participate and tag me :D
#ty again :)#it seems like my shuffle likes los prisionerso ahaha#thats good because they are great#tagged#los prisioneros***
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Los Prisioneros - Estadio Nacional Volumen 1. Año 2002. Edición Chile. Remasterizado Año 2019. Pop/Rock. M&E. Es un álbum en vivo de la banda, grabado a partir de dos conciertos realizados los días 30 de noviembre y 1 de diciembre de 2001 en el Estadio Nacional de Santiago. Estos conciertos se realizaron para celebrar el regreso de la banda tras una década de separación. Asistieron más de 140.000 personas (récord histórico en el país). Los Prisioneros - Jorge González - Voz, Bajo, Teclados. - Claudio Narea - Guitarra, Teclados, Voz. - Miguel Tapipa - Batería, Voz. Producción - Carlos Barros - Productor. Tracklist: A1 La Voz De Los '80 2:07 A2 Brigada De Negro 4:16 A3 Latinoamérica Es Un Pueblo Al Sur De Estados Unidos 6:19 A4 ¿Quién Mató A Marilyn? 4:43 B1 Tren Al Sur 7:35 B2 El Baile De Los Que Sobran 7:53 B3 Quieren Dinero 5:30 C1 ¿Por Qué No Se Van? 3:56 C2 Paramar 4:26 C3 Muevan Las Industrias 7:06 C4 Nunca Quedas Mal Con Nadie 5:37 D1 We Are Sudamerican Rockers 3:58 D2 Maldito Sudaca 3:18 D3 Corazones Rojos 4:20 D4 Sexo 7:40 #musiccollection #coleccióndemúsica #vinilos #viniloschile #viniloslp #rock #sharemusic #compartirmúsica #lp #vinylrecords #losprisioneros (en Villa Presidente Rios, Higueras) https://www.instagram.com/p/CnrxdzwujlJ/?igshid=NGJjMDIxMWI=
#musiccollection#coleccióndemúsica#vinilos#viniloschile#viniloslp#rock#sharemusic#compartirmúsica#lp#vinylrecords#losprisioneros
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“El arte nos acerca de una forma más profunda”: Entrevista con Violeta Luna
La artista mexicana, radicada en California, se presenta en Argentina antes de participar en México del encuentro El mundo al revés: Humor, ruido y performance. Hablamos con ella de su arte, el feminismo y el efecto antinmigrantes que emana del poder.
Radicada en California, Estados Unidos, la actriz mexicana Violeta Luna forma parte del Proyecto Magdalena: Red Internacional de Mujeres en Teatro Contemporáneo, que en sus múltiples desprendimientos, del 1 al 12 de mayo estará realizándose el VI Encuentro Festival Magdalena 2ª Generación, con sede en Argentina, y la participación de artistas de varios países del mundo bajo el concepto Mujer, Teatro y Banquete.
“Magdalena 2da generación es parte de esta red pero fue una iniciativa de Ana Woolf (actriz argentina) para crear otro espacio donde un grupo de mujeres más jóvenes, de otra generación, tuvieran un encuentro, sobre todo en la parte sur del continente. A mí me parece un esfuerzo importante, crear un espacio de mujeres ya implica varios esfuerzos, porque hay pocos espacios, y también en cuestión de las temáticas que se hablan, de las búsquedas, el encuentro como posibilidad de diálogo, de amistad, para seguir estrechando lazos”, explica la actriz para Cartelera de Teatro.
En este marco, la actriz de performance presenta su obra NK 603: Acción para performer & e-Maiz, que trata el tema de la monopolización de las semillas en México, y Para aquellas que no están más, junto a las artistas brasileras Stela Fisher y Leticia Oliveras, que aborda la temática del femicidio. Dos obras que marcan el acento de Luna, comprometida desde su arte con las causas sociales de su país natal y del mundo.
Formada en actuación en la Ciudad de México, Luna es artista asociada de los colectivos de performance con sede en San Francisco La Pocha Nostra y Secos & Mojados. Es miembro de la Asociación Nacional de Artes y Culturas Latinas (NALAC), y entre sus obras más importantes se destacan Frida, Apuntes sobre la Frontera y Réquiem por una tierra perdida, que será presentada en junio en la Ciudad de México en el marco del encuentro El mundo al revés: Humor, ruido y performance, donde también brindará una charla junto a dos académicas abordando temas de narcopolítica.
Es interesante pensar el proceso de Luna desde su migración, ya que si bien lleva muchos años radicada en California, la actualidad y las nuevas políticas han atravesado su arte y resignificado su presencia en el país extranjero.
¿Cómo ha influido en tu proceso artístico el hecho de ser una mujer extranjera en Estados Unidos?
Mi trabajo se politizó. Si bien anteriormente mis temas eran de justicia social, el hecho de ser inmigrante, y ahora mexicana, con estas narrativas que vienen desde los políticos antinmigrantes, cargadas de xenofobia y racismo, en donde ser inmigrante implica ser criminal, ser ilegal, una no puede vivir separada de esas narrativas. Se dice que nosotros no cruzamos la frontera, la frontera nos cruzó, porque las familias se dividieron, femicidio, narcotráfico, migración, son temas que involucran a las dos naciones, este es el lugar desde donde me interesa hablar, porque soy un ser dividido por estas dos naciones, porque quizá me reconozco menos en el México que dejé, pero tampoco me puedo asumir acá como americana, porque a mí se me sigue viendo como una inmigrante, no voy a pertenecer, entonces desde ese estado intermedio yo articulo mi trabajo, y siempre me interesa complejizarlo desde cómo las políticas que se articulan desde Estados Unidos, impactan a las políticas y formas no solo de México, sino de toda Latinoamérica.
Los femicidios en Juárez, pues fue en torno a las maquilas que surgieron con ese tratado de libre comercio donde de pronto, Ciudad Juárez fue un laboratorio económico, y esa maquila abría la posibilidad de que las mujeres que iban a migrar desde Centroamérica a Estados Unidos decidieran quedarse en México en ese trabajo esclavo, vendido como un trabajo donde iban a ganar y a dar casitas, y ahí se empieza a generar una violencia estructural social tremenda. Como creadora no puedo dejar eso desapercibido, me interesa hablar de los puntos que nos hermanan, de los puntos de desencuentro, y en cómo afectan.
¿Cómo crees que impacta el performance en el público? Es un arte muy politizado…
Mi lenguaje es el teatro performativo, este teatro más expandido, que se vincula más con las artes vivas. El performance trata de compartir diálogos mucho más horizontales, el público es también actor dentro del performance, tiene una responsabilidad, un papel activo, hay momentos en que se abre ese espacio de interactividad, donde el público ya no es un ente pasivo, y cualquier decisión que toma de participar y cómo participa es también la obra, puede intervenir. El performance siempre ha emergido como un espacio de resistencia, si bien ahora se ha institucionalizado, hasta dan becas, antes no formaba parte del mainstream, creo que es una práctica muy potente, sobre todo porque también esta utilizada dentro del activismo.
¿Cuál es la importancia de este festival, donde se teje una red de mujeres?
No es tanto un festival, siempre lo denominan como encuentro, porque tiene más profundidad en el sentido de que no solo vas y presentas tu trabajo, sino es esta posibilidad de intercambio, de feedback, y el contexto enriquece mucho estos encuentros porque está la posibilidad de conocerse con las artistas locales, y de alguna manera eso es el espejo para mí de ver qué es el país, a través de las obras de las mujeres del lugar, desde los diálogos que una establece con las artistas locales.
¿A qué te remite la consigna del encuentro, Mujer, Teatro y Banquete?
La palabra banquete siempre me remite a algo delicioso que se va a probar, el hecho mismo de que ese banquete va a estar contenido por la presencia femenina y el lenguaje va a ser el teatro, pues es algo en lo que me veo reflejada. El banquete te da la noción de una gran variedad y la posibilidad de apetitos creativos, me estimula mucho el nombre por los tiempos tan convulsionados que estamos viviendo donde es importante festejar ciertas cosas que han ido como respuestas a problemas, en este caso problemas que enfrentamos nosotras como mujeres. Darle este toque festivo me da el sentido de esperanza, como mujeres siempre tenemos esa posibilidad de tejer y de que la alegría no nos la van a quitar, la posibilidad de reunión y de festejar es posible.
¿Cuáles son las obras que presentarás?
Yo llevo una pieza que está relacionada con la comida, con el maíz transgénico, cómo ha afectado a nuestros pueblos estas políticas voraces de las corporaciones, de querer implantarse no solo en términos de expropiación de recursos naturales, sino inclusive en cosas que afectan culturalmente. En México decimos que somos mujeres y pueblos del maíz, tratan de patentizar una semilla que fue una ingeniería de nuestros pueblos para alimentarnos, no solo el cuerpo, sino también el alma.
Otra obra que vamos a compartir es Para aquellas que no están más, un proyecto que hice con el Colectivo Rubro Obsceno de Brasil, que son Stela Fitcher y Leticia Olivares, y esta pieza fue una colaboración que surgió en el 2005 y que ha tenido encarnaciones, pero el tema central son los feminicidios, que para mí es el estado ultimo del que deriva esta violencia hacia las mujeres, esta violencia que se vive en parejas, doméstica, porque la mayor de las veces los femicidas son familia cercana a la víctima.
Las mujeres hemos tenido diferentes expresiones de lucha, hace poco en México explotó el #metoo, y muchos artistas de renombre fueron señalados, ¿Qué opinas de este movimiento?
Yo creo que cualquier movimiento que hable de un abuso de poder es importantísimo, y sobre todo en el contexto de las mujeres. Si bien se han logrado muchos espacios, por todas las luchas que han hecho nuestras compañeras anteriormente, hay mucho trabajo por hacer, creo que el movimiento #metoo ha tenido un impacto grandísimo porque las mujeres nos hemos quitado el miedo de decir. Yo me formé en México en el teatro, y era constante el acoso, porque sabemos que en México la mayoría del poder está en manos de hombres, porque son dramaturgos, directores… el actor o las actrices son vistas como objetos, instrumentos de trabajo, y por lo tanto se las trataba de esa manera.
Creo que es importante el haber conseguido ese espacio, en donde compañeras, compañeres, trans, homosexuales, pueden decir que eso está sucediendo, y no porque tú tengas el poder y seas un creativo con fama tienes el derecho sobre mi cuerpo. Yo sé que ha causado grandes polémicas, gente que conozco ha estado involucrada, pero es importante que haya una repercusión, que se les señale, porque eso tiene que parar, no es posible que la mujer no pueda tener espacios seguros, es constante el acoso desde que sale de la casa, caminar a la estación del bus, y luego llegar a un espacio que tiene que ser seguro, como la escuela, el trabajo, tener que seguir con ese temor no puede ser. Me parece genial y sobre todo que haya surgido en teatro porque era un espacio donde todo estaba permisible, y era muy difícil denunciar porque estaba en juego tu integridad, los proyectos, el miedo ha sido un instrumento de control fuertísimo. Me parecen muy fuertes las mujeres que hicieron su reclamo, y las redes sociales son herramientas muy útiles.
Violeta ¿crees que en los tiempos que vivimos hoy, acelerados, donde todo parece efímero, ha cambiado el papel del arte? ¿Qué función tiene hoy en día?
Siempre he considerado al arte como una herramienta de transformación social y de sanación, y creo que ahora desde el activismo por ejemplo, estamos hablando ya del artevismo, porque llega de otra manera, toca de forma más sensible a la gente, que percibe muchas más referencias cuando se encuentra a través de un poema, una obra de teatro, una pieza musical, allí hay más posibilidades de llegar a la gente. Son esfuerzos continuos, una cuando está creando, a veces es la posibilidad de poder restituir o resarcir algunas cosas, pero también hay otras que no podemos cambiar como artistas, quizá nosotras como personas hablamos de micro políticas, pero en un entorno mayor se genera un cambio. Es una herramienta fuerte, accesible, es necesario seguir apostando para que el arte esté en las escuelas, en la formación de las niñas y niños, para que sea más integral la formación y sea un medio importante desde el que se pueda hablar, sin duda el arte nos acerca de una forma más profunda.
Violeta Luna se estará presentando hasta el 12 de mayo en Argentina y luego estará en México del 9 al 15 de junio en el encuentro El mundo al revés: Humor, ruido y performance, organizado por el Instituto Hemisférico de Performance y Política de la Universidad de Nueva York, en colaboración con dependencias de la Universidad Autónoma de México UNAM y el Instituto Nacional de Bellas Artes INBA.
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El continente enfermo.
“Lo que más y mejor caracteriza a la verdadera envidia es el deseo de que el otro, el envidiado, no tenga lo que tiene, de que no sea verdad que lo tenga, de que no sea cierto su éxito o no sea tanta como parece su riqueza material”.
por Hugo Biagini.
Burning your heat.
La “ideología” basada en la incapacidad intrínseca de los pueblos subdesarrollados y en el insalvable vacío cultural existente en ellos se remonta a épocas pretéritas. Si nos atenemos a Latinoamérica más en particular, se trata de una imagen en la cual se introduce el tutelaje como un modus vivendi“natural” –en medio de un proceso modernizador restringido a una minoría urbano-céntrica. Para ello se recurre a filiaciones, dicotomías y pretendidos fundamentos religiosos, biocéntricos, tipológicos o culturales. Mientras que bajo la dominación española se discriminó a la población con categorías como las de cristianos e infieles o peninsulares y criollos, durante el siglo XIX y hasta bien entrado el XX, con la plataforma positivista, se acentuaron las oposiciones: continentes civilizados / continentes bárbaros; razas superiores / razas subalternas, plebeyas y serviles; países fríos altivos y racionales/ países cálidos sensualistas; partido europeo / partido americano; clase ilustrada-gente decente / chusma y plebe; anglosajones enérgicos y honestos / latinos y sudamericanos indolentes, embusteros e ineptos para el autogobierno.
Todo ello en nombre de un proclamado proyecto occidental, de neta impronta colonialista, unido a la extensión de las fronteras interiores en diversos países americanos. Específicamente, en esa línea argumentativa y valiéndose con cierta frecuencia de tesis lindantes con la de la selección de las especies, se le ha achacado al proceso de mestizaje el haber inducido un continente enfermo y retardatario como el de nuestra América,1 algunos de cuyos voceros –no siempre reconocidos– se traerán aquí a colación; portavoces provenientes de una nación europeizada como la Argentina, donde se ha alardeado de constituir el único país blanco al sur del Canadá –tras el exterminio de su población de color.2 No era que se estuviera en presencia de un mundo aparte sino que, como adujo Robert Nisbet, antes del Novecientos, millones de occidentales creyeron que el progreso se hallaba íntimamente asociado con los caracteres raciales.
Las heterogéneas filas del positivismo argentino, adquieren un perfil prominente para el asunto en discusión, pues “la herencia, la Raza, resulta en inducción final, la clave del Enigma”; observándose “una correlación forzosa entre el orden físico y el psíquico”.3 Manteniéndose la antinomia entre civilización y barbarie, se enfatizan los profundos trastornos ocasionados por la mixtura con razas pretendidamente irrelevantes en el plano cultural; a diferencia de lo ocurrido en los Estados Unidos, donde se preservó la pureza étnica. Dicha mélange o entrecruzamiento habría dado lugar a una serie de taras somáticas e intelectuales, a una personalidad estéril, viciosa e imprevisora. Engendro que no sólo debía conservarse alejado de la participación política sino que había que fomentar althusianamente su extinción por cualquier medio. Sólo el prejuicio democrático y la filantropía pueden rehabilitar a seres que no merecen otra compasión que la sociedad protectora de animales. Debe evitarse la actitud anticientífica que desconoce la importancia de los antagonismos interétnicos y la pugna por la existencia, con el benéfico triunfo de los más aptos y poderosos, de la “raza civilizada”: la ejemplar elite blanca. Los derechos humanos son válidos únicamente para aquellos que han alcanzado una etapa evolutiva satisfactoria y no para sectores inadaptables y extraños a la auténtica racionalidad. Ergo, frente a las versiones estimadas como sentimentalistas se suponía que las razas de color iban encaminadas a su liquidación, según el principio de selección natural, usualmente entendido como la imposición de aquellos ejemplares mejor dotados para adaptarse al medio ambiente, subsistiendo problemas como los del mestizaje…, que reproduciría en la descendencia los rasgos más atávicos y primitivos.
Para montar semejante aparato sojuzgante y encubridor se ha apelado, entre otras disciplinas, a aquello que Mario Bunge no titubearía en calificar como pseudociencias: desde el determinismo geográfico, telúrico, somático, anímico e histórico hasta la frenología, la etología, la fisiognomía, la psicología colectiva, la caracterología, la ética gladiatoria y la química fisiológica, sin olvidar muchos de los ismos que han intervenido, a veces con nombre y apellido, en esa maraña conceptual: arianismo, evolucionismo, experimentalismo, sociodarwinismo y spencerismo social. Nos hallamos frente a un discurso que plantea insolubles dificultades semánticas –muy significativas para la misma óptica en cuestión que se precia de alentar el rigor formal y epistemológico–, v. gr., sus estrechas analogías entre el niño, el disminuido mental, la mujer, el salvaje, el criminal y el demente, junto a la referencia a un conglomerado de nociones equívocas como delincuente nato, loco y mestizo moral, plasma nativo, raza psíquica, animalidad atávica, instintos sociales, organismo de un pueblo, protoplasma político y tantas otras por el estilo.
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¿POR QUÉ LAS CLASES DOMINANTES TEMEN A LA HISTORIA?
HARVEY J. KAYE
Nota previa a ¿Por qué las clases dominantes temen a la historia? de Harvey J. Kaye
José Gandarilla
Este texto nos fue enviado especialmente por su autor para que figurase en las páginas de Memoria. Revista de crítica militante, gesto que enaltece a nuestro colectivo y al trabajo editorial que emprendemos, sin embargo, no es solo ese hecho lo que justifica su inclusión, sino la innegable actualidad que conservan las proposiciones ahí vertidas.
El escrito de Harvey J. Kaye es el discurso íntegro que ofreció en ocasión de la recepción del Premio Isaac y Tamara Deutscher, y fue leído en la London School of Economics, el 8 de noviembre de 1994. Ahí muestra, con rigor, la pertinencia del enfoque historiográfico al que liga su trabajo, por ello transitan en sus páginas referencias no solo a los historiadores marxistas británicos sino a ciertas figuras de la tradición revolucionaria de las clases desposeídas como es el caso, por supuesto, de Marx, Rosa Luxemburgo, Lenin, Gramsci (y lo hace, recordemos, en un momento en que aparece en toda su vigencia el alegato sobre el “fin de la historia”, y las posturas posmodernistas, a las que sugiere tomar muy en serio, en un contexto en que todavía están frescos los sucesos de la caída del “socialismo real”), pero también está presente su sutil advertencia sobre la posible refuncionalización de una lectura del pasado a los fines de apuntalar la política del poder, cuando, en un procedimiento, propio de los grupos conservadores y las nuevas derechas (punto que hoy se revela hasta más vigente que entonces) se pretende quitar el filo cuestionador de los hechos y memorias de la gesta histórica, y se opta por neutralizar su sentido, para hacer de aquellos acontecimientos (bajo un encubridor revisionismo) un repertorio integrable en la tarea cívica del adoctrinamiento, del olvido; o ejemplo de polarizaciones indebidas que fracturan la sociedad e impiden su “sano” desarrollo. Ante ese potencial uso reaccionario del pasado, nuestro autor esgrime los planteos de la llamada historiografía desde abajo, lugar de enunciación que lo mismo incluye los trabajos de quien reconoce como su mentor, Victor Kiernan, como los del propio homenajeado, Isaac Deutscher.
Kaye no duda en mostrarse, para las cuestiones de los Estados Unidos (potencia en declive, pero con ambiciones recobradas de supremacía global), como un heredero de los movimientos por una democracia profunda, la que abolió la esclavitud, la que pelea por el reconocimiento de los derechos civiles, contra el racismo y el resurgente fascismo; esa historia que quedó plasmada en ciertos pronunciamientos de sus fundadores, en el gesto de Rosa Parks, en la narrativa de Gore Vidal o Toni Morrison; que encuentra su relato crítico en los trabajos de Eugene D. Genovese o Noam Chomsky, y en la de tantos otros pensadores e historiadores radicales (entre los cuales el propio Kaye se cuenta). De ahí que, en su disertación, subraye la condición de peligrosidad que puede asumir el trabajo del historiador ante los intereses y las prácticas de las clases dominantes, cuando éste hace su opción, como lo señalara Howard Zinn, otro de sus autores de preferencia (fallecido hace once años), en un pasaje significativo de su clásico libro:
“en esa inevitable toma de partido que nace de la selección y el subrayado de la historia, prefiero explicar la historia del descubrimiento de América desde el punto de vista de los arahuacos; la de la Constitución, desde la posición de los esclavos; la de Andrew Jackson, tal como la verían los cherokees; la de la Guerra Civil, tal como la vieron los irlandeses de Nueva York, la de la Guerra de México, desde el punto de vista de los desertores del ejército de Scott, la de la eclosión del industrialismo, tal como lo vieron las jóvenes obreras de las fábricas textiles de Lowell; la de la Guerra Hispano-Estadounidense vista por los cubanos; la de la conquista de las Filipinas tal como la vieron los soldados negros de Luzón; la de la Edad de Oro, tal como la vieron los agricultores sureños; la de la I Guerra Mundial, desde el punto de vista de los socialistas; y la de la Segunda vista por los pacifistas; la del New Deal de Roosevelt, tal como la vieron los negros de Harlem; la del Imperio Americano de posguerra, desde el punto de vista de los peones de Latinoamérica”
Otro aspecto que revela actualidad del texto reside no solo en apuntar cómo es vista la historia por los grupos y clases dominantes, sino también cómo en los ojos de los poderosos puede llegar a percibirse esa ansiedad, ese temor a “las clases peligrosas”, a los de abajo, cuando éstos toman en sus manos los rumbos de sus vidas. Por la fecha en que fue escrito, uno no puede sino tener en mente el accidentado proceder de Carlos Salinas de Gortari, brazo ejecutor del quiebre histórico que significó la implementación del consenso de Washington en México, su figura desencajada y una mirada que traslucía entre miedo y odio, luego del alzamiento zapatista, los primeros días de enero de 1994. Por otra parte, en este 2021, que se conmemoran los 500 años de la caída de Tenochtitlan, se esperan hondos debates sobre el tema, que también esperamos atender en estas páginas, ante los retos que se abren en la coyuntura problemática por la que atravesamos, parte de cuyos problemas remiten sus orígenes más remotos a aquellos procesos fundantes (colonialismo, racismo, clasismo, discriminación). Justamente, frente a la persistencia de una idea de nación “solo para unos cuantos”, la que pretendió imponerse en la tentativa oligárquica y elitista del neoliberalismo, como antes lo fue con el porfirismo, es que se alza hoy la propuesta constructiva de una Cuarta Transformación, a la que se oponen, desde los grupos dominantes, todo género de obstáculos; eso, y el hecho de que hoy contemos con un Ejecutivo al que le gusta y practica la historia (y la entiende simbólica y materialmente como un espacio de permanente disputa), son algunos de los motivos por los que juzgamos oportuno publicar esta importante contribución de Harvey J. Kaye.
1989 fue el año del bicentenario de la Revolución Francesa, y -a pesar de las maquinaciones de las clases dirigentes en Occidente y en Oriente- los acontecimientos de ese año parecieron ser una dramática prueba viviente de que los grandes ideales de 1789 no solo eran recordados, sino que aún eran una acción inspiradora y animadora. A través de Eurasia y más allá, hombres y mujeres lucharon nuevamente por la libertad, la igualdad, y la democracia. Las rebeliones reivindicaron el control de los espacios públicos y derribaron a gobernantes y a regímenes. Hubo triunfos, como la caída del Muro de Berlín, y hubo tragedias, como la masacre de la plaza de Tiananmen. Pero de conjunto, estos eventos recordaron al pueblo a nivel mundial sobre el deseo popular de libertad y la demanda del “poder al pueblo”. Había razones para celebrar y para creer que todavía habría más por venir.
Y, sin embargo, en pocos años, la esperanza y la sensación de la posibilidad engendrados por esos eventos y por el final de la Guerra Fría han sido superados por otros acontecimientos, más oscuros, y el orden espiritual del día se ha convertido en un orden de desesperanza y cinismo. Emulando a las tradiciones más brutales de nuestro siglo, la política del nuevo orden mundial ha sido aparentemente dominada por la codicia, el odio, y las masacres; tristemente, solo necesitamos mencionar a Somalia, Bosnia, Ruanda. La propia vida europea está marcada por el resurgimiento de los nacionalismos, los fascismos, la xenofobia, de una forma de lo más extravagante, en vista de los trágicos éxitos de los nazis en sus intentos de librar al continente de judíos, el antisemitismo.
Al mismo tiempo, y seguramente contribuyendo en una proporción masiva al fortalecimiento de estas brutalidades, el mercado ahora gobierna en todo el mundo -al Norte y al Sur, subsumiendo todo y a todos bajo el mando del capital, intensificando las ya groseras desigualdades, mientras los ricos se hacen más ricos y los trabajadores más pobres- y amenaza con destruir al movimiento obrero occidental y a su mayor conquista, los gobiernos socialdemócratas.
Se vuelve cada vez más difícil ganar audiencia para el “bien público” o el “bienestar común”. El discurso público y los pensamientos privados a lo largo del espectro político parecen aceptar -como dijo el neoconservador estadounidense Francis Fukuyama- que estamos ante el “fin de la historia”.[1] Con el triunfo global del capitalismo, se cree que hemos llegado al término del desarrollo histórico mundial, la culminación de la historia universal, que no solo implica el colapso de la Unión Soviética sino enviar a todas las variedades del socialismo al cementerio de la historia. Pueden surgir fundamentalismos y particularismos para desafiar al capitalismo liberal, pero no son una alternativa universal al mismo, ni ahora ni en el futuro. De hecho, el estudio reciente del mundo hecho por Edward Luttwak hace que la misma tesis de Fukuyama parezca totalmente optimista. En lugar del liberalismo, Luttwak ve “el fascismo como la ola del futuro”.[2]
En cualquier caso, las posibilidades de la democracia radical se han agotado; el mayor progreso y desarrollo de la libertad y la igualdad está excluido, para siempre. Se declara, y así se lo percibe, que pensar de otro modo, no solo es utópico, sino peligroso.
No acepto esa presunción, y no cederé ante ella. No estamos satisfechos; y nuestras exigencias y satisfactores no son simplemente materiales. La historia y sus posibilidades políticas progresivas no están resueltas.
Sin embargo, considero a la idea del “fin de la historia” con la mayor seriedad. No lo hago simplemente porque la apariencia de la presuntuosa obra de Fukuyama sea un golpe literario y comercial inteligentemente sincronizado, orquestado con el apoyo financiero patrocinado por una fundación de la Nueva Derecha dotada corporativamente, sino porque -a pesar de lo ilusoria que realmente pueda ser- esta idea ha articulado otra vez a las perennes ambiciones y sueños de las potencias para hacer de sus regímenes y órdenes sociales no solamente omnipotentes y universales sino inmortales. Y, al menos por ahora, ella parece captar en una sola frase la visión histórica dominante.
Para aquellos de nosotros que todavía aspiramos a promover los ideales críticos y democráticos de la Ilustración y de la era de la Revolución, continúa presentándose la vieja cuestión: ¿qué hacer? Y, sin embargo, parecería haber una cuestión previa, e incluso más urgente: ¿de dónde podremos obtener el apoyo, la esperanza, y una sensación de posibilidad, cuando se debe admitir que hay razones sustanciales para ser pesimista?
Más inmediatamente, no puedo hacer nada mejor que citar al mismo Deutscher: “Me parece que la conciencia de la perspectiva histórica”, escribió, “ofrece el mejor antídoto al pesimismo extravagante, así como al optimismo extravagante sobre los grandes problemas de nuestro tiempo”.[3]
Más allá de eso, lo que tengo en mente puede chocarles como algo bastante perverso. Quiero que miremos plenamente y con profundidad en los ojos de las clases dominantes y dirigentes. Percibamos lo que ellos ven. Victor Kiernan, el extraordinario historiador británico de los imperios, del estado-nación, y de tantos otros temas, jamás dejó de recordarme que nuestros dirigentes han podido asegurar su dominio una y otra vez porque ellos están más unidos, son más conscientes de su clase y, políticamente, más inteligentes. Ellos están habitualmente en el puesto de mando; nosotros no; de modo que por más ansiedad de autoengañarse que puedan tener (y es imperioso que traten de hacerlo), están mejor posicionados para espiar el camino que tienen por delante y el que dejan atrás.
Mi opinión es que por más imponente que pueda ser el poder de las clases dominantes, y por más sumiso que pueda parecer el pueblo sobre el que lo ejercitan, los ojos de las clases dominantes no reflejan seguridad y confianza, sino aprensión y ansiedad. ¿Qué es lo que ven? ¿Qué es lo que reconocen? ¿Qué es lo que saben? El historiador radical estadounidense Howard Zinn apunta a una respuesta:
Cuando nos deprimimos al pensar en el enorme poder que los gobiernos, las corporaciones multinacionales, los ejércitos y la policía tienen para controlar las mentes, aplastar a los disidentes, y destruir las rebeliones, deberíamos tener en cuenta un fenómeno que siempre encuentro interesante: Quienes poseen un enorme poder están sorprendentemente nerviosos sobre su capacidad para aferrarse a su poder. Reaccionan casi histéricamente ante los que parecen ser débiles e inofensivos signos de oposición (…) ¿Es posible que la gente con autoridad sepa algo que nosotros no sabemos?[4]
En las miradas y acciones de los poderosos, podemos descubrir qué es lo que les preocupa así y, al mismo tiempo, recordar lo que parece estar casi en el olvido. Al fin y al cabo, tendremos que preguntarnos: ¿Por qué las clases dominantes temen a la historia?
*
Tengo una historia para relatar, que llevo conmigo desde hace varios años. No es larga, ni grandiosa, ni épica en sus dimensiones. Y, seguramente, hay muchas otras, más poderosas. No obstante, pienso que puede servir como un punto de partida.
A comienzos del otoño de 1986, uno de mis colegas, Craig Lockard, dejó sobre mi escritorio un artículo del Far Eastern Economic Review que relataba las dificultades y adversidades de un joven disidente, Yu Si Min, ante el poder y las autoridades de Corea del Sur.[5] Craig pensó razonablemente que mis estudiantes y yo lo hallaríamos como algo intrigante, pues se refería a un texto que habíamos estado leyendo y discutiendo en clase.
La historia comienza en 1978, cuando Yu partió, desde su ciudad provincial sureña, hacia la capital, pues había sido aceptado para estudiar economía en la más prestigiosa institución académica del país, la Universidad Nacional de Seúl.
Ese fue un momento tremendo para él y su familia. Yu era el quinto de seis hermanos; sus padres habían escatimado y ahorrado durante muchos años para lograr que él pudiera continuar sus estudios. Como él mismo dijo, al dejar su hogar familiar, él podía realmente sentir la “mirada orgullosa de su madre sobre sus hombros”; y en el camino, él juró que seguiría una carrera lucrativa para compensar a sus padres por todos los sacrificios que habían hecho.
Sin embargo, la vida en Seúl no era como la que había esperado. Yu se sorprendió por los bajos salarios y las terribles condiciones de trabajo que sufrían los trabajadores, especialmente las mujeres y las adolescentes, y antes de finalizar su primer año en la universidad se había puesto a dar clases nocturnas en un distrito fabril, una actividad que pronto atrajo sobre él la atención de las autoridades.
Finalmente lo detuvo la policía. Lo interrogaron durante tres días, tratando de descubrir si estaba alentando huelgas y organizando sindicatos, que eran actividades prohibidas por el gobierno.
Cuando se declaró la ley marcial en mayo de 1980, Yu fue uno de los miles de manifestantes arrestados por exigir la restauración de los derechos democráticos como la libertad de prensa y de reunión y la legalización de sindicatos obreros independientes. Su primera estadía en la cárcel fue de tres meses. Durante ese tiempo fue golpeado regularmente. Luego, al recuperar la libertad, fue inmediatamente reclutado por el ejército. Siendo un conocido manifestante estudiantil, sufrió un duro tratamiento y, como otros que compartían su misma situación, fue enviado a una unidad que patrullaba la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas. Esta práctica supuestamente pretendía elevar la conciencia de la amenaza del Norte a la seguridad del Sur porque, junto a las temperaturas bajo cero y los frecuentes hostigamientos, había un constante “peligro de tiroteos repentinos”.
Relevado del servicio en la primavera de 1983, Yu fue readmitido en la universidad. Sin embargo, unas semanas después de su regreso se sumó a manifestaciones y pronto fue arrestado de nuevo, esta vez acusado de asalto, luego de que él y otros estudiantes detuvieron a varios agentes policiales “descubiertos al espiar en la universidad”.
Sentenciado a un año de cárcel, Yu fue puesto en “confinamiento solitario (…) aislado del resto del mundo”. Su celda tenía
1,8 metros de largo y 1,2 metros de ancho, con nueve agujeros para ventilación del tamaño de una moneda. Las paredes y el piso estaban cubiertos con espuma plástica para evitar cualquier filtrado de ruido y una puerta doble que obstaculizaba cualquier vista del corredor más allá de ella. “Lo primero que se me ocurrió”, dijo, “fue que sería mejor que aprendiera a llevarme bien con el silencio”.
Yu se mantuvo ocupado con labores de punto. Pero (siempre el estudiante) se preparó un plan de estudios riguroso de 150 tomos de la literatura mundial, incluyendo “todo lo de Dostoievski y de Tolstoi”. Sin embargo, hubo dos obras que le fueron prohibidas, por ser consideradas “subversivas”: Glimpses of World History [Vislumbres de la historia mundial] y What is History [¿Qué es la historia?].[6]
Mis alumnos se preguntaban por qué esos dos libros en particular fueron considerados “subversivos” ¿Qué los hacía “especiales”? Casi de inmediato, pensaron que era porque Nehru había sido un rebelde triunfante contra el imperio y un prominente líder del movimiento no alineado, y Carr había sido el autor de una monumental (y simpatizante) Historia de la Unión Soviética. Pero algunos de mis alumnos siguieron examinando sus respectivos capítulos, suponiendo que los censores realmente leyeron las obras que separaron de las otras. Al hacerlo, descubrieron que Vislumbres de la historia mundial se había originado en la década de 1930, a partir de las cartas escritas por Nehru desde las cárceles coloniales británicas a su joven hija, Indira. Basadas en el universalismo, el humanismo y el marxismo, y reconociendo las alzas y bajas de las fuerzas sociales, las cartas narran una historia global del imperio y la independencia, de la reacción y la revolución, y de la destrucción y la innovación creativa.
En el siguiente, en el libro que se suponía que todos ellos estarían leyendo, ¿Qué es la historia?, vieron cómo Carr discutía enérgicamente contra el pesimismo que prevalecía entre sus pares. Él afirmaba que aun con sus desastres, la historia moderna es progresista, porque seguimos viendo la expansión mutua y la profundización de la razón y la libertad. Y en esos términos, Carr convoca a sus colegas historiadores a reconocer sus responsabilidades intelectuales y políticas y “a presentar desafíos fundamentales, en nombre de la razón, a la manera actual de hacer las cosas”.[7]
Al ver estos libros desde el punto de vista de los poderosos, o sea, de la oficina de los censores de la prisión, mis alumnos coincidieron en que los mismos eran incuestionablemente “subversivos”. Pero, preguntaron entonces -y los amé cuando lo hicieron-, ¿no sería eso también verdad, al menos en cierta medida, de la historia crítica en todos los regímenes de poder y riqueza desiguales?
*
He contado la historia de Yu Si Min porque creo que recrea en un microcosmos la compulsión universal de las clases dominantes a controlar no solo la política y la economía, sino también la cultura y el pensamiento; más específicamente, la memoria histórica, la consciencia, y la imaginación. Allí, en su celda carcelaria, en su improvisado gabinete de lectura, físicamente aislado y solitario, Yu estaba totalmente bajo el mando del estado. Aparentemente confiados, sus guardianes le permitieron el acceso a muchas obras literarias; pero en verdad, estaban siempre preocupados y vigilantes, y obligados a impedirle leer dos de los libros solicitados, las obras que abordaban específicamente la historia.[8]
La experiencia de Yu en la cárcel evoca un largo historial de represiones, ocultaciones, mistificaciones, corrupciones y falsificaciones de la historia. Ante nosotros está el archi-antidemócrata Platón, exponiendo dialógicamente en su República un proyecto de una sociedad ordenada en clases -en la que los poetas y los proto-historiadores deben ser cuidadosamente regulados, y el consenso debe basarse en una gran fabricación histórica:
“Ahora,” dije “¿podemos idear una de esas mentiras -del tipo de las que surgen cuando lo exige la ocasión (…) para inventar una noble mentira y convencer con ella ante todo a los dictadores mismos, y si no al menos al resto de la comunidad?”
“¿A qué te refieres?”, preguntó.
“No se trata de nada nuevo”, dije, “sino de un caso ocurrido ya muchas veces en otros tiempos (…) pero que nunca pasó en nuestros días ni pienso que pueda pasar, es algo que requiere grandes dotes de persuasión para hacerlo creíble”.[9]
(Curiosamente, la República de Platón bien podría haber sido una de las “grandes obras” permitida en el plan de estudios en la cárcel de Yu).
Distinguiendo claramente entre “el pasado” como una invención ideológica y “la historia” como un saber crítico, en The Death of the Past [La muerte del pasado], J. H. Plumb resume sucintamente el desfile de las elaboraciones de la clase dominante y los usos de las mismas desde la época antigua hasta la presente: “El pasado estuvo permanentemente involucrado en el presente, y todo lo que consagraba al pasado -los monumentos, las inscripciones, los registros- eran armas esenciales en el gobierno, para asegurar la autoridad, no solo del rey, sino también de quienes a cuyo poder él simbolizaba y santificaba…”.
Hoy, Plumb podría haber subestimado la persistencia del pasado, y los continuos esfuerzos de las élites para componerlo y dirigirlo, pero apreciaba su importancia esencial: “Los mitos y leyendas, las dinastías y las genealogías (…) las interpretaciones liberales y los destinos manifiestos (…) Todos los soberanos necesitaron una interpretación del pasado para justificar la autoridad de sus gobiernos (…) El pasado siempre ha sido el esclavo de la autoridad”.[10]
Nuestro propio siglo no está libre de esas prácticas. Siguiendo la consigna del Partido en la obra 1984 de Orwell, “quien controla el pasado controla el futuro, quien controla el presente controla el pasado”, los regímenes totalitarios y autoritarios han buscado constantemente dominar y manipular la memoria pública y privada. Fue cierto con el nazismo y el fascismo, ha sido cierto con el comunismo, y ha sido cierto con una gran cantidad de dictaduras más pequeñas, aunque no necesariamente más benignas.
Aunque comparadas con las devastaciones de la blitzkrieg (guerra relámpago) y las conquistas y el asesinato organizado de seis millones de judíos, la quema de libros y las perversiones del pasado parecen crímenes menores, jamás se las debe pasar por alto, porque el tratamiento criminal de la historia por parte de los nazis sirvió para racionalizar y justificar ante el pueblo alemán sus posteriores crímenes contra la humanidad. Quienes niegan que haya ocurrido el holocausto pueden estar ejerciendo su derecho a la libre expresión (y demostrar que las clases dominantes no tienen un monopolio absoluto para tratar de suprimir el pasado), pero también están cometiendo atrocidades contra la memoria y la historia. La presencia de neo-nazis en las calles de Europa, junto al re-ascenso de políticos fascistas, es escalofriante.[11]
La censura en la Unión Soviética comenzó bajo Lenin como una “medida transitoria”. Sin embargo, como David Remnick escribe en Lenin´s Tomb [La tumba de Lenin]: “El Kremlin tomó tan seriamente a la historia que creó una burocracia masiva para controlarla, para inventar lenguaje y contenido, de modo que las purgas asesinas y arbitrarias se convirtieron en un “triunfo sobre los enemigos y espías”, y el tirano reinante, en un “amigo de todos los niños”.[12]
Isaac Deutscher relata cómo, al comienzo de las campañas de Stalin contra sus rivales, “comenzó la prodigiosa falsificación de la historia que iría a descender como una avalancha sobre los horizontes intelectuales de Rusia” y cómo, al comienzo de la década de 1930, iba exigiendo falsedades y encubrimientos cada vez más masivos. Con las farsas judiciales, las purgas, las hambrunas, las deportaciones, los campos de concentración, y los asesinatos por millones, Stalin y el Partido impusieron una gran “conspiración del silencio”.
Luego de más de un cuarto de siglo, los horrores y las mentiras, y la represión de toda referencia a ellos, fueron tan estrechamente unidos que los sucesores de Stalin no pudieron admitir que se aflojaran demasiado los controles. ¿Cómo podían hacerlo, si todos ellos habían sido sus “cómplices”?[13] El mismo Kruschev apreció plenamente el poder del pasado y paradójicamente, rindió uno de los mejores (aunque no eran universalmente merecidos) homenajes a mi profesión que jamás haya oído: “los historiadores son gente peligrosa, capaces de invertir todo patas para arriba. Hay que vigilarlos”.
Aunque los días más oscuros no regresaron, la historia siguió estando bajo una estrecha supervisión y regulación -con “deshielos” ocasionales, seguidos regularmente por nuevas “purgas”- hasta la glasnost y la perestroika a mediados de los ochenta. Sin embargo, Gorbachov no era un tonto. Incluso él habría preferido, al menos al comienzo, no ampliar la apertura y la reestructuración a las cuestiones del pasado. No fue sino hasta que imaginó que, permitir el reexamen y la revisión pública de los registros históricos, lo ayudaría a socavar a su oposición, que él mismo exigió que se llenaran los demasiado numerosos “espacios en blanco”.[14]
Habiendo sido tan bien supervisados, los mismos académicos profesionales al comienzo dudaban si emprender el entonces permitido reexamen de la experiencia soviética. Pero otros no, y muy pronto el estudio sobre el pasado histórico se fue afirmando en todos lados. Recuerdo claramente el anuncio del gobierno soviético en mayo de 1988 de que, en vista de los grandes cambios en curso, se estaban cancelando los exámenes de historia de la universidad. Con el tiempo, se cancelarían muchas más cosas que eso.
Los errores de cálculo de Gorbachov, si suponemos que nunca pretendió realmente provocar la desintegración de la Unión Soviética, también invitaron a la renovación y el rescate de la política y la historia en Europa Oriental. En 1988, en el vigésimo aniversario de la “Primavera de Praga” y el aplastamiento del experimento checoslovaco sobre la democracia socialista, el grupo disidente “Carta 77” emitió una declaración que concluía con el siguiente párrafo:
Solo pedimos la verdad. La verdad sobre el pasado y la verdad sobre el presente son indivisibles. Sin aceptar la verdad sobre lo que sucedió es imposible abordar correctamente qué está sucediendo ahora; sin la verdad sobre lo que está sucediendo ahora es imposible mejorar sustancialmente el estado de cosas existente.
En las repúblicas bálticas, la insurgencia política fue acompañada por los pedidos de la publicación de los “protocolos secretos” del pacto Hitler-Stalin que habían sellado sus destinos. En forma similar, los cambios en curso en Polonia, por los que durante tanto tiempo lucharon los trabajadores y los intelectuales de “Solidaridad”, generaron una serie de “revelaciones” históricas, referentes a las acciones soviéticas antes, durante y después de la Segunda Guerra Mundial. Y en Hungría, junto con las demandas populares por la reforma política, se organizó un “Comité por la Justicia Histórica” para proseguir la recuperación del pasado enterrado de la Revolución de 1956.[15]
Encubiertas desde 1945, las fuerzas nacionalistas extremistas y reaccionarias asumieron el poder en cada uno de estos casos, amenazando en sus respectivas personificaciones, con reemplazar a la represión comunista de la memoria y de la historia con las represiones nacionalistas. No obstante, la importancia de la historia para los movimientos de liberación de 1989 confirmó las palabras del novelista checo Milan Kundera: “la lucha del hombre contra el poder, es la lucha de la memoria contra el olvido”.[16]
Más hacia el Este, la dirección comunista china, a pesar de todos sus proyectos revolucionarios, en realidad renovaron el manejo del pasado de sus antecesores imperiales y de quienes lo estudiaron. De hecho, Mao y sus cuadros, al decir de Jonathan Unger, estaban aún más decididos a controlar los mensajes impartidos en las obras históricas para inclinar esos mensajes para que favorezcan a las líneas políticas oficiales y extirpen las disidencias u oposiciones que podrían estar ocultas en las alegorías históricas (…) En resumen, los historiadores debían ser los siervos de los propagandistas del Partido.[17]
El grado de control ejercido desde 1949 ha variado, aunque obviamente no tanto como las direcciones historiográficas dictadas por las cambiantes medidas políticas y económicas del gobierno. Por su parte, los mismos historiadores, y otros recreadores del “pasado” chino, en algunas ocasiones, aunque infructuosamente, han alzado su voz para defender el “derecho a recordar”. En 1989, con una petición apoyando a los estudiantes y trabajadores que se movilizaban en la plaza de Tiananmen, un grupo de escritores de Shanghai pidió una “investigación histórica libre”. Sin embargo, luego de la masacre de la noche del 4 de junio, llegó la predecible reacción ideológica, comenzando con la maquinaria de propaganda gubernamental, que describió a la violenta represión al movimiento democrático por parte del ejército como acciones que se tomaban contra los “contrarrevolucionarios”.
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Es difícil tratar a las clases dirigentes de los estados liberales contemporáneos en las mismas páginas como las relacionadas con las experiencias del fascismo y el comunismo. Pero nuestras élites dominantes no son inocentes, y debemos esforzarnos para no olvidar que las instituciones, leyes y costumbres que las limitan son resultado de largas y continuas luchas desde abajo.
En los años que precedieron a la Segunda Guerra Mundial, la educación japonesa era un instrumento ostensible de adoctrinamiento, para cultivar en los niños la creencia de que la expansión de la nación en el exterior era una campaña sagrada para poner “a todo el mundo bajo un mismo techo”, y garantizar que ellos promovieran “la lealtad al emperador y el amor al país”. Todos los libros escolares eran sometidos a revisión y certificación por el Ministerio de Educación. Pero luego de la derrota de Japón y la subsiguiente ocupación estadounidense, se reformaron las prácticas educativas y dentro de ciertos lineamientos, se permitió a los docentes elegir sus textos. Pero esto no duró mucho.
Hacia la década de 1950, triunfó el conservador “Partido Liberal Democrático” y contra la oposición del sindicato de los maestros, reinstituyó el control estatal sobre la educación y la autorización de los libros de texto. Así fue como, a pesar de la creciente historiografía científica, el gobierno pudo prohibir en los libros las referencias específicas a las atrocidades cometidas por el ejército imperial japonés durante la Segunda Guerra Mundial. La más infame de ellas fue la “violación de Nanking” en 1937. Recientemente -debido a las persistentes campañas legales por parte de liberales e izquierdistas y, tal vez, lo que fue incluso más importante, debido a las presiones de los gobiernos de los países que habían sufrido las depredaciones japonesas- las prohibiciones han sido reducidas o retiradas. Sin embargo, el control y la censura estatal de los libros de texto continúan vigentes.[18]
En diversos grados, la distorsión y la obstrucción del pasado histórico por parte de las élites dirigentes han caracterizado a la historia pública y a la educación histórica en todos los antiguos países del Eje, generalmente con la aquiescencia, e incluso la avidez de sus antiguos enemigos, durante la Guerra Fría, y contra la izquierda. Recordemos la política de la amnesia en los austríacos cuando se adherían a la imagen de sí mismos como “las víctimas” del expansionismo alemán; o las iniciativas “históricas” del canciller alemán, Helmuth Kohl, que abarcaban desde la ceremonia del homenaje de Ronald Reagan en el cementerio militar alemán de Bitburg en 1985 hasta sus posteriores planes para conmemorar el quincuagésimo aniversario del complot para asesinar a Hitler, que deliberadamente excluía a los representantes socialistas y comunistas en los movimientos de la resistencia. También podemos registrar aquí a más de medio siglo de prevaricatos y equívocos políticos en Francia, engendrados por el “síndrome de Vichy” de esa nación.[19]
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Desde que se abrieron los archivos en Berlín y en Moscú, los secretos estadounidenses y de otros países occidentales sobre los crímenes estatales y corporativos cometidos bajo la protección de la Guerra Fría, recién están empezando a filtrarse. Acuerdos secretos con nazis y fascistas, espionaje doméstico y persecución a comunistas, pruebas de radiación atómica sobre personal militar y civil, asesinatos y derrocamiento de gobiernos, planes para un ataque nuclear preventivo… empiezo a sonar como Oliver Stone, el productor del filme JFK.
Y aún nos queda el comentario de un ex funcionario de los Estados Unidos, de que “posiblemente, un tercio de la historia estadounidense está clasificada como secreta”. (Ni siquiera comenzaré en absoluto a preguntar sobre todos los “Official Secrets” ocultos en algún lugar de la Gran Bretaña).
Más aún, en los Estados Unidos, y quizás no menos que en Japón, los libros de texto de historia en las décadas de la posguerra han excluido o limitado las referencias a los más oscuros sucesos y a las persistentes luchas sociales que configuraron la historia de la nación y continúan haciéndolo. Partidarios del consenso respecto a la Guerra Fría y de proseguir con el anticomunismo a nivel nacional e internacional, los libros universitarios de historia unánimemente han representado la expansión estadounidense hacia el oeste y las intervenciones en el extranjero, referenciándose con el Destino Manifiesto, la defensa del hemisferio, y/o el apoyo a las luchas anticoloniales.[20] Naturalmente, la democracia fue un tema central en las narrativas de progreso de estos libros; sin embargo, ignorando las persistentes limitaciones, exclusiones y opresiones, estos textos expusieron, mucho antes que Fukuyama tuviera la edad suficiente como para pensar sobre ese tema, una imagen de los Estados Unidos en la posguerra como la culminación de la historia occidental y mundial.
No solo los libros escolares, que son los más oficialistas de las historias públicas, sino también toda la cultura de masas estadounidense, desde Madison Avenue hasta Hollywood, proyectaron esta presunción. Desde la década de los cincuenta hasta la de los sesenta, liberales y conservadores parecieron compartir la creencia histórica de que en los Estados Unidos éramos testigos del “fin de la ideología”.[21] Quienes resistían a esta visión fueron debidamente marginados y carecían de credibilidad. O así pareció durante un tiempo.
Fomentada en parte por la misma contradicción entre la historia relatada y la historia vivida, la izquierda radical estadounidense se había renovado en la década de los sesenta. Y las luchas por los derechos civiles de las minorías raciales y étnicas, por los derechos sociales de los pobres, por la igualdad de derechos de las mujeres, y por el cese de las guerras imperiales, junto a la menos celebrada pero no menos notable insurgencia de la clase obrera por sus derechos y por la democracia en el lugar de trabajo,[22] estos movimientos promovieron serias reformas en la política y la economía estadounidense.
Estas luchas también inspiraron revisiones radicales en el estudio y en el pensamiento históricos, incluyendo la socialización y la democratización del pasado, o sea, la recuperación e incorporación en los registros históricos de las previamente ignoradas experiencias y acciones de clase, raza y género.
Desgraciadamente, aunque esto también era predecible, estas campañas y conquistas democráticas también provocaron profundas reacciones por parte de la élite en el poder, crecientemente preocupada porque las diversas luchas de esa época estaban al borde de unirse en un amplio movimiento radical-democrático y de esta forma promover reformas en una escala aún más grande. En declaraciones públicas y manifiestos, como el informe de la Comisión Trilateral de 1975, La crisis de la democracia, los voceros de la clase empresarial declamaban que los políticos occidentales enfrentaban una “sobrecarga gubernamental”, más específicamente, una “crisis” en la que los problemas de la “gobernabilidad” surgían de esa “sobrecarga”. Se planteaba claramente que la amenaza provenía desde abajo: de las minorías, las mujeres, los grupos de interés público, y los sindicatos; pero los verdaderos culpables que se eligieron fueron la universidad y otros “intelectuales que buscan adoptar nuevos estilos de vida y nuevos valores sociopolíticos” (léase, historiadores y otros del mismo tipo).[23]
De este modo, durante los últimos 20 años hemos estado sometidos, en los Estados Unidos, y en gran parte por las mismas razones, en Gran Bretaña, a lo que Ralph Miliband identificó como una “guerra clasista desde arriba” contra las conquistas del liberalismo y la socialdemocracia y los cambios progresistas causados por las diversas luchas en los años sesenta. Y un acentuado rasgo de estas “revoluciones desde arriba” ha sido la vigorosa y concertada campaña para reconfigurar la memoria histórica, la conciencia, y la imaginación, cuyo clímax iba a ser la proclamación de que realmente habíamos arribado al “fin de la historia”.[24]
Fuertemente alentados y lucrativamente financiados por las élites empresarias, Ronald Reagan y Margaret Thatcher, junto a sus seguidores y serviles lacayos republicanos y conservadores, expusieron en forma brillante versiones míticas de la historia de sus respectivas naciones. Las distorsiones y obstrucciones vulgares del pasado fueron incesantes, pero en particular, podríamos recordar a Reagan remontándose a unos Estados Unidos supuestamente más felices, más seguros, y económicamente más robustos, que existieron alguna vez, dependiendo de la ocasión, antes de las revueltas y los programas de la “Gran Sociedad” de los años sesenta o, en algunos casos, antes del “New Deal” de los años treinta. Para Thatcher, los buenos días de antaño eran aquellos en los que se suponía que prevalecían los “valores victorianos”, y el pueblo británico había sido más autosuficiente, mejor, y más emprendedor y filantrópico (en una combinación determinada, presuntamente, por las circunstancias de clase de cada uno).
Reagan y Thatcher hablaban del pasado como una época de “valores comunes” e insistían sobre la necesidad de restablecerlos. Estos no eran arranques de nostalgia, sino una artillería dirigida contra los liberales, los sindicalistas, los socialistas, las feministas, los pobres, y las minorías raciales y étnicas. Reagan y Thatcher ofrecían una retórica del consenso cuya verdadera intención era fortalecer una política de división social y una economía política de la acumulación del capital y la desigualdad de clases.
Más aún, las ambiciones de los líderes de la Nueva Derecha de restaurar “el pasado” no eran meramente retóricas. En el lenguaje neo-macartista, declaraban su hostilidad hacia la obra científica y pedagógica de los nuevos historiadores, e iniciaron “batallas culturales”, convirtiendo a la “crisis de la educación histórica”, pregonada y exaltada por los medios, en una muy importante cuestión cívica, si no es que relacionada con asuntos de la defensa [nacional]. Luego, bajo el pretexto de responder a la ignorancia de los estudiantes y la propagación de la amnesia histórica, los ministros republicanos y conservadores de educación introdujeron esquemas sin precedentes para “normas nacionales” y “currículos nacionales”, en los cuales la Historia iba a ser un tema central. E hicieron todo lo posible para que las narrativas dictadas en esos programas de estudio y currículos contribuyeran al perfeccionamiento de los órdenes conservadores deseados.
En esta edad del espectáculo y del entretenimiento, los esfuerzos de la Nueva Derecha para subordinar la educación histórica han sido mejorados, o incluso eclipsados (al menos en los Estados Unidos), por las reconstrucciones empresariales del pasado. Pensando particularmente en las representaciones de la Avenida Madison (como se llama a la industria de la publicidad) de los años sesenta, un colega, algo mayor que yo, me advirtió hace algunos años que “en una protesta, puedes escupir sobre el sistema capitalista. Alguna compañía lo recolectará, lo refinará, y lo envasará. Y tu madre lo comprará para regalártelo en Navidad”. En el cine, la televisión y la publicidad, el pasado y el presente son esterilizados y mercantilizados; y ahora tenemos la propuesta de la Corporación Disney, de crear un nuevo parque temático que se llamará “Los Estados Unidos de Disney”, que promete -y aquí uno se queda pasmado, no sabiendo si reír o llorar- crear “representaciones realistas del pasado de la nación”, incluyendo el esclavismo y la Guerra Civil. En una forma verdaderamente orwelliana, nos servirán la historia para el “Fin de la Historia”.
Consideremos nuevamente la variable motivación, pero universal e incansable, de las clases dominantes y dirigentes para subordinar no solo al presente sino al pasado. Sin duda, no hay que ser un marxista para reconocer las ambiciones hegemónicas implicadas cuando un mercenario de cualquier poder proclama que el actual orden de las cosas es eterno. Comprendidos política e históricamente, los intelectuales generosamente subsidiados de la Nueva Derecha con su proyecto del fin-de-la-historia se encuentran en la misma fila que los intrigantes en la República de Platón con su “noble mentira”; todos ellos están decididos a impedir la democracia, no a mejorarla.
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¿Qué tiene la historia que tanto aflige a las clases dominantes y gobernantes, que se ven obligados a controlarla y comandarla? Milan Kundera responde, invirtiendo a George Orwell:
El pasado está lleno de vida y su rostro nos excita, nos ofende y por eso queremos destruirlo o retocarlo. Los hombres quieren ser dueños del futuro sólo para poder cambiar el pasado. Luchan por entrar al laboratorio donde se retocan las fotografías y se reescriben las biografías y la historia.[25]
No es la certidumbre la que autoriza esas acciones, sino la inquietud; no es la convicción sobre el curso de la historia lo que lleva a la clase dominante a declararla “finalizada”, sino la angustia inducida por lo que ellos ven en ella.
Comencé proponiendo que miremos directamente a los ojos de los poderosos, para descubrir lo que ellos ven, lo que reconocen, lo que saben. Debí haber preguntado: ¿Qué es lo que ven, pero tratan de ocultar? ¿Qué reconocen, pero intentan negar? ¿Qué saben, pero tratan de esconder? Boris Kagarlitsky nos recuerda una afirmación de Marx sobre la censura: “La ley contra un estado de ánimo no es una ley del estado promulgada para sus ciudadanos, sino la ley de una parte contra otra. (…) Las leyes contra una forma de pensar son el grito involuntario de una mala conciencia”. Sin duda. Pero no es solo esa culpa la que impone las proscripciones. Sabiéndolo, Kagarlitsky agrega lo siguiente, con el efecto, intencional o no, de dirigir nuestro pensamiento más allá de las experiencias del fascismo y el comunismo: “Introducen la censura quienes temen a la opinión pública; la misma existencia de la censura es una señal de que el pensamiento de oposición está vivo y no puede ser erradicado; que junto al ‘partido’ burocrático dominante también hay un partido democrático de facto”.[26]
¿Por qué las clases dirigentes temen a la historia? Porque, más allá de sus crímenes, y más allá de las tragedias e ironías que tanto exigen esperanza y entusiasmo, ellos ven y saben, al igual que sus predecesores, que la historia ha sido, y sigue siendo, un proceso de luchas por la libertad y la justicia. Y cada vez más, al menos desde fines del siglo XVIII, ha sido, como el difunto Raymond Williams dijo una vez, una Larga Revolución,[27] en cuyo corazón político se halla la lucha por la libertad, la igualdad, y la democracia.
Además, ellos perciben que a pesar de las muchas veces en que la historia ha supuesto la “experiencia de la derrota” para los pueblos y las clases que han tratado de hacer lo contrario, la Larga Revolución también ha ofrecido grandes victorias. Buscando una razón para la esperanza, Ronald Aronson se aventura a decir:
Los verdaderos progresos históricos en la moral social humana han ocurrido mediante esas luchas. Se abolió la esclavitud, se ganaron derechos democráticos, se han prometido y alcanzado ciertos elementos de dignidad e igualdad, se finalizaron guerras, y otras se evitaron, solo porque hemos actuado. Imaginado, a veces desesperadamente, y otras veces con confianza, en las visiones colectivas, movimiento tras movimiento, que se sacrificaron y agitaron; parcialmente logrado y después legitimado por la ley y la costumbre, el progreso social se había hecho realidad en cada paso del camino.[28]
En verdad, ya sea en la resistencia, la rebelión o la revolución, no son solo las victorias las que pesan; también las derrotas han contribuido a la creación de la democracia. Los “Niveladores” y los “Cavadores”: sectas radicales que surgieron durante la guerra civil inglesa del siglo XVII, las posteriores generaciones de los Ludditas Radicales, artesanos ingleses que protestaban contra las nuevas máquinas que destruían el empleo en el siglo XIX, y los artesanos y proletarios Cartistas; los sans-culottes y los comuneros parisinos; los esclavos negros rebeldes en el continente americano; los metalúrgicos radicales, granjeros populistas, obreros socialistas, y los jornaleros “Wobbly”, nativos e inmigrantes en los Estados Unidos; los campesinos, vaqueros y obreros revolucionarios de México; los trabajadores que defendían a la España republicana y sus camaradas en las brigadas internacionales; los partisanos de la Europa ocupada y los luchadores judíos en el gueto de Varsovia; los manifestantes anti-apartheid en Sharpeville en Sudáfrica; y los estudiantes y obreros chinos de 1919 y 1989, todos ellos, en sus respectivas maneras, aportaron a la lucha.
Mi abuelo, ruso judío, que vino a Estados Unidos después de la revolución rusa de 1905 y participó en las campañas como un joven socialista en el Lower East Side de Nueva York, me pasaba, cuando yo era un niño, sus ejemplares de las obras de Tom Paine. Entre ellos, el folleto revolucionario Common Sense, en donde Paine escribió con valentía: “Tenemos en nuestro poder comenzar el mundo otra vez”. En los años 1776, 1789, 1810, 1848, 1871, 1910, 1917, 1945, 1949, 1959, 1968, 1989, 1993, y en tantos otros momentos radicales y democráticos, grandes y pequeños, se renovó esa posibilidad.
Digan lo que digan, los poderosos no lo han olvidado. Ni tampoco han olvidado el desafío que expresó Rosa Luxemburgo mientras escapaba del arresto por parte de los proto-nazis Freikorps que la asesinarían: “«El orden reina en Berlín» ¡Esbirros estúpidos! Vuestro «orden» está edificado sobre la arena. Mañana la revolución ya se elevará de nuevo con estruendo hacia lo alto y proclamará, ante vuestro terror, en medio del bronce de las trompetas: «¡Fui, soy y siempre seré!»”.[29]
Desde hace tiempo, el relato democrático atormenta al imaginario de las clases dominantes. Hoy lo hace aún más, porque es el mismo cimiento sobre el que se apoya la legitimidad política contemporánea. Por muy falsas, hipócritas o blasfemas que sean sus palabras, durante gran parte de este siglo XX, y durante mucho más tiempo en los Estados Unidos, sus dirigentes y gobernantes se han visto obligados a hablar dentro de y para un discurso democrático; y a menudo, un discurso enraizado en un momento revolucionario. Por más limitadas, degradadas o evisceradas que estén las instituciones, la idea del “gobierno por el pueblo” se ha convertido en la piedra angular ideológica del gobierno moderno. Como comenta John Dunn acerca de ese pilar, “en la historia del mundo (…) no hay nada que para los seres humanos goce de esa misma autoridad sin límites; y esto sucede prácticamente en todo el mundo”.[30]
Irónicamente, el mismo contenido de la ideología hegemónica sirve para recordarnos nuestros ideales democráticos y nos ofrece la posibilidad de realizarlos aún más. A veces esto es obvio; pero, de nuevo, a veces -especialmente en nuestras políticas liberales del fin-de-la-historia- hay que escuchar cuidadosamente, muy cuidadosamente, para apreciar la ansiedad de las élites gobernantes.
Veamos cuando en 1992 el demócrata William Jefferson Clinton asumió la presidencia de los Estados Unidos, luego de doce años de gobiernos republicanos conservadores. En su discurso inaugural exhortó a los estadounidenses “a ser audaces, abrazar el cambio y compartir los sacrificios necesarios para que progrese la nación”.
Hay que recordar que Clinton buscaba relacionar su pretendida “visión política” con la del autor revolucionario de la Declaración de la Independencia, Thomas Jefferson. Luego de su peregrinaje a la casa de Jefferson en Monticello y luego de un viaje al distrito de Columbia a lo largo de la ruta recorrida por el tercer presidente en 1801, el discurso inaugural de Clinton estaba cargado de referencias jeffersonianas. Recuerdo en particular un comentario: su afirmación de que “Thomas Jefferson creía que para preservar los mismos fundamentos de nuestra nación necesitaríamos drásticos cambios de vez en cuando”.
Pero, por supuesto, como todos los que fueron niños en los años sesenta (como Clinton) lo sabe, eso no es exactamente lo que dijo el Padre de la Patria. Las palabras que el propio Jefferson profirió fueron: “Sostengo que una pequeña rebelión de vez en cuando es algo bueno, y tan necesaria en el mundo político como las tormentas en el mundo físico”.
¿Cómo deberíamos interpretar la “revisión” del revolucionario Jefferson? ¿Como un acto inocente? ¿Como un acto a favor de la reconciliación política nacional? O, como afirmé (aunque esperando que se demostrara lo contrario): ¿Como un acto a favor del orden existente por parte de otro representante de la clase dirigente, que después de haber hecho su campaña en el nombre del “cambio”, no tenía intención alguna de realmente despertar la memoria y la imaginación histórica estadounidense, por el temor de que el pueblo pudiera realmente intentar hacerlo?
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Desde la celda en la prisión fascista, que se suponía que lo quebraría y que, físicamente, finalmente lo hizo, Antonio Gramsci escribió estas palabras a su joven hijo, recordándonos, desde la base, de dónde podríamos obtener sostén, esperanza, y optimismo:
Mi querido Delio, me siento un poco cansado y no puedo escribirte mucho. Tú escríbeme siempre y acerca de todo lo que te interese en la escuela. Creo que te debe gustar la historia, como me gustaba a mí cuando tenía tu edad, porque concierne a los hombres vivos, y todo lo que se refiere a los hombres, a cuantos más hombres como sea posible, a todos los hombres del mundo en cuanto se unen entre sí en sociedad y trabajan y luchan y se mejoran a sí mismos, no puede dejar de gustarte por encima de cualquier otra cosa. Pero ¿es así?[31]
Con el mismo espíritu, Howard Zinn explica modestamente su “Failure to Quit” [No renunciar]:
Puedo comprender el pesimismo, pero no creo en él. No es simplemente una cuestión de fe, sino de evidencia histórica. No una evidencia abrumadora, sino solo para dar esperanza, porque para la esperanza no necesitamos la certeza, sino la posibilidad. A pesar de todas esas afirmaciones confiadas de que “la historia muestra…” y “la historia prueba…”, la esperanza es todo lo que nos ofrece el pasado… Cuando oigo tan frecuentemente que hay pocas esperanzas para un cambio en los años noventa, también pienso en el desaliento que acompañaba al inicio de los años sesenta.[32]
Atormentados por lo que ven y saben sobre el pasado y la realización del presente, los poderosos reconocen, como lo hiciera Kruschev, que en la medida en que continúan sus labores científicas y pedagógicas, los historiadores pueden ser “gente peligrosa”. No solo somos capaces de empuñar los poderes del pasado contra los poderosos mismos, sino de -al ofrecer desafíos históricos a la desesperación y el cinismo- hacer aportes radicales a la memoria, la conciencia y la imaginación populares.
¿Qué hacer? El mismo Deutscher escribió una vez que el papel de los intelectuales “es seguir siendo eternos disconformes”. Me gusta eso. Sin embargo, en reconocimiento y apreciación de los temores de los poderes fácticos, llevaría esa idea más allá, de una manera que, estoy seguro, él habría aprobado.
Aprovechando un término de mi mentor, Victor Kiernan, afirmaría que nuestra responsabilidad y tarea es asegurar, testimoniar, y promover críticamente la memoria profética de la lucha por la democracia.[33] De este modo, para los historiadores marxistas y otros radicales, el proyecto fundamental sigue siendo el mismo: la recuperación del pasado, la educación del deseo, y el cultivo, como el propio Gramsci urgió, de:
una concepción histórica, dialéctica del mundo (…) que comprenda al movimiento y al cambio (…), que aprecie la suma del esfuerzo y del sacrificio que el presente ha costado al pasado y que el futuro está costando al presente (…) y que concibe al mundo contemporáneo como una síntesis del pasado, de todas las generaciones pasadas, que se proyecta en el futuro.[34]
¿Por qué las clases dominantes temen a la historia? Porque saben que por más antigua que sea la idea democrática, la narrativa democrática moderna, en realidad solo comenzó recién. Como reflexiona Joel Kovel en su reciente estudio del macartismo: “Sí; la variante socialista que fue un callejón sin salida, bajo el nombre del comunismo soviético, finalmente fracasó estrepitosamente. Pero el orden capitalista, con todos sus brillantes logros, no ha triunfado, solo ha ganado”.[35]
Las cosas se harían más fáciles si pudieran ser de otra manera, pero el futuro crecimiento y desarrollo del capitalismo y de la democracia no pueden ir juntos. El crecimiento del primero exige necesariamente que se restrinja la democracia o incluso se contraiga aún más.
La globalización en curso de las relaciones capitalistas de explotación y opresión significa, como ya lo ha sido antes, que las victorias democráticas conseguidas previamente serán severamente cuestionadas, y las nuevas aspiraciones democráticas continuarán siendo duramente confrontadas. Pero como lo dijo Deutscher en La revolución inconclusa “(salvo por una aniquilación nuclear), la historia no llegará a su término en ninguna parte”.[36]
La cuestión es que la clase trabajadora y otras luchas desde abajo continuarán afirmándose. De hecho, en formas que aún tenemos que descubrir, el capital mundial también posibilita que surja su oposición dialéctica a escala global. Sobre la buena posibilidad de que nuestras propias acciones sí importen, debemos trabajar duro para asegurar, que esas luchas, sean nacionales o internacionales, también se inspiren en la memoria profética de la libertad, la igualdad y la democracia.No podemos saber qué ocurrirá, pero estemos seguros de que nuestros opresores están convencidos de que se renovará la histórica y perenne demanda del poder al pueblo. Y eso se refleja en sus ojos.
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* Presentado originalmente como el discurso del Isaac and Tamara Deutscher Memorial Prize, en la London School of Economics, el 8 de noviembre de 1994. Una versión más resumida fue publicada en la revista internacional de derechos humanos Index on Censorship, vol. 24, Mayo 1995. La versión definitiva, enviada especialmente por su autor para ser publicada en Memoria. Revista de crítica militante, corresponde al capítulo segundo del libro Kaye, Harvey J., Why do ruling classes fear history? and other questions, New York: St. Martin’s Press, págs. 7-28. Agradecemos la traducción del inglés al español que amablemente ha elaborado Francisco T. Sobrino.
** Harvey J. Kaye es Ben & Joyce Rosenberg Professor de Estudios sobre Democracia y Justicia, en la Universidad de Wisconsin-Green Bay. Además de numerosos trabajos sobre historiografía marxista, ha publicado Tom Paine and the Promise of America (2006) y Take Hold of Our History: Make America Radical Again (2019).
[1] Francis Fukuyama, The End of History and the Last Man (Nueva York, 1992). Para una discusión de esas ideas ver Lutz Niethammer, Posthistoire: Has History Come to an End? (Londres, 1992).
[2] Comentarios de Edward Luttwak en “El fascismo como la ola del futuro”, London Review of Books, 7 de abril de 1994.
[3] Isaac Deutscher, Herejes y renegados (Barcelona, Ariel, 1970), pág. 7
[4] Howard Zinn, Declarations of Independence: Cross-Examining American Ideology (Nueva York, 1990), pág. 294.
[5] Shim Jae Hoon, “A Rebel with a Cause Pays the Price for Dissent”, Far Eastern Economic Review, Julio 10, 1986.
[6] Jawaharlal Nehru, Glimpses of World History (Oxford, 1989); y E. H. Carr. What is History? (Nueva York, 1962).
[7] E. H. Carr, What is History?, pág. 207
[8] Debo agregar aquí que los últimos párrafos del artículo de la revista informaban que mientras estaba en la prisión, Yu fue despedido una vez más de la Universidad y cuando fue liberado se dedicó a traducir y corregir pruebas de libros para ganarse la vida. También militó en una organización de ayuda a las familias de los presos políticos. Además debo afirmar claramente que al contar esta particular historia, no quiero faltar el respeto hacia los escritores de obras de ficción. La prohibición de sus obras y los ataques y encarcelamientos sufridos por tantos de ellos ofrecen un testimonio más que amplio de su capacidad de incitar el miedo en el corazón de los poderosos.
[9] Platón, La República, www.um.es/noesis/zunica/textos/platon,republica.
[10] J. H. Plumb, The Death of the Past (Nueva York, 1969), pág. 40 (Hay edición en español, Barcelona: Barral, 1972).
[11] Deborah Lipstadt, Denying the Past (Nueva York, 1993); Paul Hockenos, Free to Hate: The Rise of the Right in Post-Communist Eastern Europe(Nueva York, 1993).
[12] David Remnick, Lenin’s Tomb (Nueva York, 1993), pág. 4.
[13] Isaac Deutscher, El profeta armado, Trotsky: 1921-1929 (Ciudad de México, Era, 1966), y El profeta desarmado, Trotsky: 1929-1940 (Ciudad de México, Era, 1966); La revolución inconclusa. Cincuenta años de historia soviética (Ciudad de México, Era, 1967).
[14] Ver Remnick, Lenin´s Tomb y R. W. Davies, Soviet History in the Gorbachev Revolution (Londres, 1989).
[15] Sobre estos acontecimientos, ver el número doble de Across Frontiers, Nros. 4/5, (invierno-primavera 1989).
[16] Milan Kundera, El libro de la risa y el olvido (Barcelona, 2000), pág. 2.
[17] Jonathan Unger, Introduction a J. Unger, ed., Using the Past to Serve the Present: Historiography and Politics in Contemporary China (Nueva York, 1993), págs. 2-3.
[18] Ver Ian Buruma, The Wages of Guilt: Memories of War in Germany and Japan (Nueva York, 1994).
[19] Ver Henry Rousso, The Vichy Syndrome, traducido al inglés por Arthur Goldhammer (Nueva York, 1991).
[20] Frances Fitzgerald America Revised (Nueva York, 1980).
[21] Ver Godfrey Hodgson, America in Our Time (Nueva York, 1978), especialmente págs. 67-99.
[22] Ver Barbara Ehrenreich, Fear of Falling (Nueva York, 1989), especialmente el capítulo 3, “The Discovery of the Working Class”, págs. 97-143.
[23] Michael Crozier, Samuel P. Huntington, y Joji Watanuki, Crisis of Democracy: Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commission (Nueva York, 1975), págs. 6-7, 9, 113-15). Hay edición en español: “La gobernabilidad de la democracia”, Cuadernos Semestrales. Estados Unidos: perspectiva latinoamericana, Núms. 2-3, mayo de 1978, págs. 377-397 [Nota del editor].
[24] Ver Harvey J. Kaye, The Powers of the Past: Reflections on the Crisis and the Promise of History (Minneapolis, 1991).
[25] Milan Kundera, El libro de la risa y el olvido, pág. 22.
[26] Boris Kagarlitsky, The Thinking Reed (Londres, 1988), pág. 105.
[27] Raymond Williams, La larga revolución (Buenos Aires, 2003).
[28] Ronald Aronson, The Dialectic of Disaster (Londres, 1983), págs. 301-2.
[29] Rosa Luxemburgo, “El orden reina en Berlín” en Luxemburgo, Rosa y Carlos Liebnecht, La comuna de Berlín, Ciudad de México: Grijalbo, 1971, pág. 76. [Nota del editor].
[30] John Dunn, Democracy. The Unfinished Journey (Oxford, 1992), pág. 239.
[31] Antonio Gramsci, Cartas desde la cárcel (Caracas, 2006), pág. 60.
[32] Howard Zinn, Failure to Quit: Reflections of an Optimistic Historian (Monroe, Maine, 1993), pág. 157.
[33] V. G. Kiernan, “Socialism, the Prophetic Memory”, en H. J. Kaye, Poets, Politics and the People: Selected Writings of V. G. Kiernan (Londres, 1989), págs. 204-28.
[34] Antonio Gramsci, Selection from the Prison Notebooks (Nueva York, 1971), págs. 34, 35.
[35] Joel Kovel, Red Hunting in the Promised Land (Nueva York, 1993), pág. 243.
[36] Isaac Deutscher, La revolución inconclusa. 50 años de historia soviética (Ciudad de México, Era, 1967), pág. 13.
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